Publicación de la Resolución 2797: de “las dos partes” a “las partes” – Marruecos empuja a la ONU a rescribir el conflicto del Sahara Occidental

Publicación de la Resolución 2797: de “las dos partes” a “las partes” – Marruecos empuja a la ONU a rescribir el conflicto del Sahara Occidental

La batalla del lenguaje en la Resolución 2797: cómo una palabra intenta reescribir el conflicto del Sáhara Occidental

La Resolución 2797 del Consejo de Seguridad ya está disponible en la base de datos oficial de documentos de la ONU y la polémica se ha encendido de inmediato. No por su contenido general, sino por una palabra. La diferencia entre “las dos partes” y “las partes” ha reabierto el debate sobre cómo Marruecos intenta moldear incluso el lenguaje de la ONU para desdibujar al Frente Polisario y presentar el conflicto como una cuestión difusa. La batalla por el Sáhara Occidental también se libra en el campo del vocabulario, y esta resolución lo ha dejado más claro que nunca.

La publicación oficial de la Resolución 2797 del Consejo de Seguridad vuelve a recordarnos que la lucha por el Sáhara Occidental también se libra en las palabras. No es un detalle menor. El lenguaje empleado por la ONU determina quién es reconocido como parte, qué marco político se mantiene, y qué legitimidad se atribuye a cada actor. Por eso la atención se ha desplazado en estas horas hacia un punto concreto: la diferencia entre hablar de “las dos partes” del conflicto —Marruecos y el Frente Polisario— o diluir esa fórmula en un genérico “las partes”, mucho más útil para la narrativa marroquí.

Durante casi un mes, la única versión conocida de la resolución en árabe empezó a circular con la expresión tradicional: “las dos partes”. Así ha sido durante décadas. Las resoluciones sobre el Sáhara Occidental siempre han reconocido que el conflicto enfrenta a un ocupante y a un pueblo colonizado representado por el Frente Polisario. Hablar de “las dos partes” no es una simple descripción, sino un elemento central del marco político establecido desde 1991. Significa que cualquier solución debe negociarse entre Marruecos y el representante legítimo del pueblo saharaui. Nada más y nada menos.

Sin embargo, al publicarse oficialmente la resolución, el clima político ha cambiado. Aunque la práctica habitual del Consejo de Seguridad ha sido mantener esa referencia precisa a “las dos partes”, ahora surgen indicios de un desplazamiento calculado hacia un plural más ambiguo. En el discurso que rodea la resolución, en los análisis promovidos por Rabat y en algunas lecturas interesadas del texto, aparece cada vez más la fórmula “las partes”, sin especificar número, actores ni posición jurídica. Ese deslizamiento no es casual: forma parte de la estrategia marroquí para reescribir el relato del conflicto y diluir el reconocimiento del Frente Polisario como sujeto pleno del proceso político.

El impacto político de este cambio es enorme. Cuando la ONU habla de “las dos partes”, está afirmando que Marruecos y el Frente Polisario son los actores directos del conflicto y del proceso de negociación. Cuando la expresión se convierte en “las partes”, sin determinar cuántas ni cuáles, se abren múltiples puertas. Rabat puede insinuar que Argelia debe sentarse en la mesa como “parte”, presentando el conflicto como una simple tensión regional. Puede reducir el papel del Frente Polisario a un actor secundario. Y puede intentar vender la idea de que la autonomía marroquí ya está asumida por la “comunidad internacional”, vaciando de contenido el derecho a la autodeterminación que las resoluciones de la propia ONU mantienen intacto.

Este movimiento encaja con una tendencia más amplia: la de manipular el marco jurídico del conflicto para erosionar la centralidad del pueblo saharaui. No es la primera vez que Marruecos intenta presionar para modificar textos, resaltar ciertos párrafos o introducir fórmulas ambiguas que luego sus medios repiten como “avances diplomáticos”. Lo nuevo es el escenario en el que ocurre: un Consejo de Seguridad dividido, con Francia reforzando la postura marroquí, España alineada con esa visión y Estados Unidos jugando a la ambigüedad, mientras la MINURSO entra en su año treinta y cinco sin haber organizado el referéndum de autodeterminación.

La controversia sobre el lenguaje de la Resolución 2797 revela además un problema de transparencia. Los documentos circulados antes de la publicación oficial y la versión que aparece ahora en el repositorio de Naciones Unidas no siempre coinciden, y los criterios de edición no se explican. En un asunto tan sensible como el Sáhara Occidental, esa falta de claridad alimenta la sospecha de presiones silenciosas durante el proceso de traducción y revisión final. No se trata solo de la palabra concreta que aparece en el texto, sino del camino que lleva a que una fórmula consolidada durante tres décadas pueda desaparecer sin explicación pública.

Pero, más allá de estas maniobras, hay dos puntos que conviene subrayar. Primero, que el derecho internacional no se modifica con el capricho de una traducción. El Sáhara Occidental sigue siendo un territorio no autónomo pendiente de descolonización y el Frente Polisario sigue siendo su representante legítimo ante la ONU. Ningún ajuste lingüístico altera esa realidad. Y segundo, que cada intento de sustituir “las dos partes” por “las partes” confirma hasta qué punto Marruecos intenta desdibujar el conflicto, ocultar su naturaleza colonial y oscurecer el papel del pueblo saharaui en cualquier solución futura.

Por eso conviene leer la Resolución 2797 con atención y denunciar cada movimiento que busque reescribir el marco jurídico. No estamos ante un debate terminológico. Estamos ante la disputa por el sentido mismo del proceso político: quién negocia, qué se negocia y bajo qué principios. En un periodo marcado por la militarización de la región, las tensiones africanas y europeas, y el creciente peso de potencias con intereses concretos en el Magreb, el lenguaje de las resoluciones no es una formalidad. Es el terreno simbólico en el que se prepara la batalla política de los próximos meses.

El pueblo saharaui ha sobrevivido cincuenta años de ocupación y abandono internacional. También sobrevivirá los intentos de borrar su nombre de una frase, porque su derecho sigue anclado en la legalidad internacional y en la determinación de un pueblo que no ha renunciado nunca a decidir su futuro. La alteración del lenguaje solo muestra, una vez más, que quienes no tienen la razón intentan cambiar las palabras. Y que quienes sí la tienen deben defenderlas.

Carlos C. García – PLATAFORMA «NO TE OLVIDES DEL SAHARA OCCIDENTAL»

Así lo ve Morocco World News, medio digital marroquí.


Descubre más desde

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.