Madrid (ECS).- Para los activistas de los d

Derechos Humanos y de los Pueblos y los ciudadanos del mundo apegados a los nobles valores de la humanidad, elegir a Marruecos para la presidencia del Consejo de Derechos Humanos de la ONU para el año 2024 es una deriva irresponsable e inmoral que alimenta la injusticia y la impunidad.

 

También mancilla la imagen de la ONU y de todos aquellos que contribuyeron y alentaron a la monarquía colonial y al Majzén marroquí a seguir violando los derechos humanos y pisoteando los valores humanos en el Sáhara Occidental ocupado. El colonialismo se opone y sigue oponiéndose a los objetivos y principios de la Carta de Naciones Unidas y a las normas del derecho internacional humanitario y continúa violando el contenido de la Declaración Universal de Derechos Humanos.

 

La presidencia de Marruecos de un foro de la ONU de derechos humanos sorprende por las denuncias acumuladas por el régimen marroquí.

Las múltiples denuncias se centran en la ocupación militar y represión del pueblo del Sáhara Occidental, pero también por la represión de derechos humanos entre la propia población marroquí, como torturas a encarcelados, represión sistemática de la libertad de expresión y del derecho de reunión, la eliminación de toda oposición al régimen, en particular, de los críticos con la monarquía de Mohamed VI, o la falsificación de juicios para condenar a periodistas y activistas de DD.HH.

 

Se complace en el status quo colonial en el Sáhara Occidental y trabaja con todas sus fuerzas y por todos los medios para perpetuarlo realizando diariamente prácticas, esencialmente coloniales, y violando sistemáticamente los derechos humanos, reprimiendo al pueblo saharaui que reclama su derecho inalienable a la autodeterminación y la independencia reconocidas por la comunidad internacional.

 

Aprovecho esta oportunidad para saludar la determinación de Sudáfrica que lideró una lucha contra el racismo, la discriminación racial, por la abolición del apartheid, por la libertad y la independencia.

 

El pueblo de África y los ciudadanos del mundo, apegados al derecho y a la justicia, se sienten honrados por el compromiso ejemplar de Sudáfrica y del legendario líder Nelson Mandela, un valiente luchador por la promoción y protección de los derechos humanos de los pueblos reconocidos por historia y respetada por la dimensión popular del mundo que más que nunca está decidida a continuar la lucha hasta el fin del colonialismo y de la injusticia.