Por Lehbib Abdelhay/ECS
Madrid (ECS). – La Unión Europea y sus países mediterráneos ya no hacen de la liberalización o la transición política un requisito previo en esta región del mundo. Oscurecidos por lo que perciben como riesgos de desestabilización, prefieren tener interlocutores confiables y con agarre. En este juego, el Reino de Marruecos es el socio más deseable ya que es el más corrupto, autoritario y el más en violación de DD.HH.
A cambio del «buen comportamiento» del Reino sobre la migración ilegal y el radicalismo religioso, España muestra poco respeto por los derechos humanos en Marruecos y en el Sáhara Occidental que éste ocupa. Pedro Sánchez, presidente del gobierno de España, se olvida que Marruecos ocupa militarmente gran parte de un territorio que en algún día fue una ciudad española durante casi un siglo.
El reino encarcela y asesina a «presos políticos» saharauis y marroquíes. Además, durante la década de 2010, las respuestas del palacio a solicitudes de islamistas, bereberes, sindicatos, estudiantes, graduados desempleados, manifestantes del Rif y el territorio que ocupa, Sáhara Occidental… son cada vez más coercitivas. Según las organizaciones no gubernamentales (Amnistía Internacional y Human Rights Watch), el reino volvió a encerrar a cientos de «presos políticos, periodistas y activistas», que las autoridades niegan continuamente hablar de ellos.
Por su parte Amnistía Internacional (AI) en su elaborado informe sobre el estado de derechos humanos en el Sáhara Occidental ocupado y Marruecos durante el año 2021, denunció que las fuerzas marroquíes detuvieron y torturaron “ilegalmente” a centenares de saharauis, incluidos los periodistas, “mientras que estos no representaban una amenaza para el orden público.»
Según estas organizaciones y las denuncias de defensores de DD.HH saharauis, en los territorios del Sáhara Occidental ocupados por Marruecos se reprime cualquier tipo de manifestación, ya sea de desempleados, de activistas que protestan por el expolio de los recursos naturales o de quienes piden que se realice el referéndum de autodeterminación acordado en 1991; se detiene a activistas y periodistas, a los que se condena en juicio sin garantías, y los presos políticos saharauis de Gdeim Izik protagonizan huelgas de hambre para denunciar su situación, las torturas y malos tratos que padecen, y reclaman el traslado a cárceles en territorio saharaui.
Todo esto sigue ocurriendo, también, desde que el PSOE, de la mano de Pedro Sánchez, llegó al Gobierno. En los últimos años fue impedida la entrada en al Sáhara a abogados españoles, diputados y observadores internacionales, que iban a asistir como observadores a juicios contra activistas.
Las referencias a los Derechos Humanos parece que tienen una excepción: el Sáhara Occidental ocupado por Marruecos hace 46 años, tras la entrega que hizo España del territorio sin proceder a su descolonización.
En una tribuna publicada el año pasado por periódico El País con motivo de los 20 de reinado de Mohamed VI, el propio presidente del gobierno, entonces en funciones, Pedro Sánchez, ha expresado su apoyo total a Mohamed VI en el aniversario de sus 20 años de su subida al trono, «Quiero, asimismo, aprovechar esta oportunidad para reiterar mi compromiso para seguir avanzando en todos los aspectos de nuestras relaciones bilaterales y en nuestra cooperación regional y multilateral», dijo Pedro Sánchez en su artículo. Y añade: «España y Marruecos son, hoy más que nunca, dos países unidos por múltiples vínculos, no solo en el presente, sino con una relación estratégica que se proyecta hacia el futuro», afirmó el presidente delgobierno de España.
Una relación estratégica a la que se refiere Sánchez basada en las violaciones de los derechos humanos del pueblo marroquí, una estrategia basada en perpetuar la ocupación militar del Sáhara Occidental y una estrategia que se basa principalmente en el negocio, el expolio de los recursos naturales del pueblo saharaui y el interés personal.
La estrategia de la que habla el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, se basa en pisotear los derechos fundamentales de los pueblos y el robo de sus recursos. «España y Marruecos representan hoy un excelente ejemplo de cómo nuestra vecindad, con sus condicionantes geográficos e históricos, puede convertirse en una relación intensa y fructífera entre dos países amigos, que han sabido establecer y reforzar un sentimiento de mutua confianza», aseguró Sánchez.
Por otra parte Sánchez ha reconocido abiertamente que España ha apoyado a Marruecos en las instituciones europeas en lo relacionado con el tema del Sáhara Occidental cuando dijo: «España ha extendido esta visión en el ámbito institucional europeo. Y por ello mi Gobierno ha impulsado, ante nuestros socios y las instituciones comunitarias, la definición de un nuevo marco de cooperación política y financiera».
A base de todas estas violaciones, Españay Marruecos han construido una sólida relación de amistad y cooperación a costa de pisotear las violaciones de los derechos humanos.
Población del país que elogia el PSOE aparte de vivir en un país dictatorial, bajo el nivel de pobreza.
Los resultados colocan al Reino de Marruecos entre los países más pobres en términos de la distribución del PIB entre el tamaño de los ciudadanos. Marruecos cuenta con un alto porcentaje en situación de pobreza absoluta, el 79,4 % de las cuales viven en el mundo rural, según un estudio hecho público el año pasado por el oficial Alto Comisariado del Plan (HCP, por sus siglas en francés).
Los datos demuestran que Marruecos ocupa el puesto 119 en el ranking de los países más ricos en el mundo de un total de 174 países incluidos en la clasificación, que se basa en el criterio del PIB per cápita, lo que hace que el ciudadano marroquí sea de los menos ciudadanos afortunados en términos de porcentaje del PIB.
A pesar de la evolución de la renta de los marroquíes en los últimos años que ha pasado de 46 mil DH (Dirham es la moneda de Marruecos) en el año 2009 a los 55 mil DH en el 2020 según los datos del fondo monetario internacional, los marroquíes se encuentran entre los países árabes más pobres. En este caso ocupa el cuarto puesto después de Yemen. ¿Dónde está la prosperidad y avance que ve Sánchez?
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