Argel, 11 de noviembre de 2024 (SPS) – El Sáhara Occidental vive bajo la ocupación marroquí, marcada recientemente por una intensificación de la represión y graves violaciones de los derechos fundamentales del pueblo saharaui, en particular de su derecho a la autodeterminación y a la independencia.
El embajador Malinin Lakhal, representante permanente de la República Saharaui ante la Unión Africana, afirmó en una declaración a APS que el pueblo saharaui sigue firmemente apegado a su derecho inalienable a la autodeterminación. Señaló que, a pesar de los repetidos llamamientos para una ampliación de la Misión de las Naciones Unidas para la organización de un referéndum en el Sáhara Occidental (MINURSO) para vigilar los derechos humanos, las autoridades marroquíes persisten en eludir cualquier responsabilidad a este respecto. Según el embajador saharaui, esta situación se ve agravada por la complicidad internacional, especialmente la de Francia, que intensifica el desorden del pueblo saharaui que reclama incansablemente sus legítimos derechos.
Añadió que la expulsión «arbitraria e inmediata» de dos activistas noruegos constituye recientemente un episodio más de la estrategia marroquí encaminada a impedir cualquier presencia internacional que pueda atestiguar la situación de los derechos humanos en los territorios ocupados.
Los defensores saharauis de los derechos humanos, como Sultana Khaya y Aminatou Haidar, también están sufriendo detenciones arbitrarias y casos de tortura, señaló. Informes de organizaciones como Amnistía Internacional y Human Rights Watch documentan el uso de la violencia contra manifestantes pacíficos, mientras la comunidad internacional sigue siendo débil en su respuesta a estas violaciones.
Los presos políticos saharauis, subrayó, siguen siendo también una preocupación central, y las campañas internacionales exigen su liberación al tiempo que denuncian los malos tratos y las torturas que sufren durante su detención. Entre los casos emblemáticos está el de Gdeim Izik, recordó, cuyo aniversario de los trágicos acontecimientos del 8 de noviembre simboliza el sufrimiento continuo del pueblo saharaui. Actualmente, 84 activistas siguen encarcelados, algunos de ellos cumpliendo cadena perpetua.