Rizomas #12: entrevista con Tesh Sidi – Cultura Inquieta

Rizomas #12: entrevista con Tesh Sidi – Cultura Inquieta

Doce más una ya –no por superstición, sino porque la primera fue la cero–, en este viaje con Teslem Andala Ubbi, más conocida como Tesh Sidi, ingeniera informática, activista anticolonialista y diputada en el Congreso.

RIZOMAS es un proyecto de Pedro José Mariblanca Corrales, historiador, filósofo, periodista y unas cuantas cosas más… Con un claro guiño a la filosofía de Gilles Deleuze y Felix Guattari –en la que la heterogeneidad, la diferencia, las multiplicidades, el encuentro, la ruptura y las líneas de fuga son las principales armas para escapar del mundo que vivimos y construir posibles en él–, éste ha sido concebido para conversar y aprender con las personalidades más importantes de la cultura, el saber, la ciencia y la técnica.

Hablar con ella es aprender constantemente. De la vida, de la historia, del contexto actual, del futuro, de todo lo que representa, de todo cuanto defiende y de la gran multiplicidad de realidades en las que se mueve con inteligencia, soltura y desparpajo. Con ustedes, Tesh Sidi.

Diputada, de las más jóvenes del Congreso y con una vida más que intensa, miras al pasado ¿y en qué piensas? ¿Cómo ha sido el viaje?

Creo que nunca he mirado atrás. Siempre he vivido, más bien, en el futuro, lo cual tiene su parte positiva y su parte negativa. La parte positiva es que es complicado coger a Tesh desprevenida, pero eso es algo que, creo, le ha pasado y le pasa a muchas personas que han nacido y han vivido en situaciones de conflicto. Y esa parte positiva viene de la negativa, porque yo he nacido mayor, y cuando la gente pregunta que por qué me he dedicado a la política… es que soy un sujeto político prácticamente desde que nací, pues, cuando tienes que ganarte el agua, el pan, la comida y el derecho a moverte libremente –uno de los derechos más importantes del ser humano– desde que has nacido, y has tenido que ser previsora para tener garantizados esos derechos, eres un sujeto político.

El caso es que nunca me he parado a pensar en estas cuestiones, ni he tenido tiempo para ello. Supongo que la Tesh de ochenta años podrá parar y decir: “ostras, cuántas cosas, qué camino”. Pero, ya te digo, la sensación es que vivo en el futuro porque siempre he sido una persona muy previsora, siempre con cuarenta planes. Y esto es así porque nunca me pongo en lo peor y soy extremadamente idealista y positiva, creyendo constantemente que todo es posible.

En este sentido, lo importante en este viaje no es haber terminado una ingeniería en informática, haber sido directora de un banco con veinticinco años, ni haber llegado a la política institucional. El verdadero reto ha sido salir de un campo de refugiados. Y el recorrido ha sido tan complejo como agotador –porque he tenido que tenerlo todo siempre bajo control, no he podido dejarme llevar nunca por el azar y, siempre guiada por la justicia, he sido muy luchadora–, pero también muy positivo, por todo cuanto he aprendido en el trayecto.

(…)

Y creí que lo mejor y más oportuno era hacer bots en Twitter, que es lo que había hecho en mi Trabajo de Fin de Grado, que versaba sobre el lenguaje natural y el funcionamiento de las cámaras de eco de opinión en redes sociales, y monté un medio de comunicación súperchulo –Saharawis Today–.

Empiezo a politizarme y a visibilizar mi politización –porque, hasta entonces, yo no había hablado del Sáhara, ni había tenido redes sociales–. Y me metí de lleno en ello, aun siendo ingeniera de datos –labor que ejercía en el Banco Santander, donde tenía un puesto extraordinario con un salario de categoría–, porque, a pesar de la buena vida que tenía, sentía que tenía que actuar así y no dejarme llevar por los privilegios adquiridos. Y así empezó mi activismo y mi comunicación política en redes sociales, cuando los podcasts y los likes empezaban a estar en auge.

Luego vino el reconocimiento de Pedro Sánchez a la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental, que me politizó aún más. Y entonces, Manuela Bergerot, actual portavoz de Más Madrid en la Asamblea de Madrid, vio un vídeo mío en Tik Tok que se viralizó, y el partido me fichó, lo cual fue una verdadera locura, pues yo jamás he militado en ningún partido, porque soy saharaui y los saharauis creemos en movimientos de liberación y consideramos que los partidos políticos no representan a la población, sino ideas; y cuando estás bajo ocupación necesitas algo que aglutine mayorías. Y mira, iba a ir a las autonómicas, pero, finalmente, y por azar, terminé en las generales, por delante de Iñigo Errejón e Ione Belarra, pasando de ser una persona completamente desconocida a ser la número tres de Yolanda Díaz y la número uno por Más Madrid en el Congreso de los Diputados.

Como te decía, una locura. Así, empecé a trabajar sobre cuestiones relacionadas con la exclusión premeditada del sistema administrativo español contra los migrantes –y, en especial, contra el pueblo saharaui–, el feminismo y la lucha de las mujeres en contextos árabes, una vez más sin romantizar nada –porque no tengo ningún problema en decirle no al hiyab, ni en reconocer que en mi país hay machismo–. Y luego, como había tanta disputa entre la izquierda, me vi en medio de la guerra civil que se desató en ella, con todo el mundo preguntando que quién era y qué iba a aportar, etc., opinando gratuitamente sobre mi persona y echándome en cara que si el 15M que si no sé qué.

Y, bueno, tuve que cabalgar incluso sobre mis propias contradicciones ya que, como saharaui, tuve que votar a favor de la investidura de Pedro Sánchez, lo cual fue uno de los momentos más dolorosos de mi vida. Porque vi cómo dejaba a un lado la Tesh activista para comprender cómo funciona la política en un país colonial y meterme en la institución para desarrollar, dentro de ella, la resistencia de otra manera. Porque no soy una simple política ciudadana española, pues, mucho más allá de los intentos por encasillarme como una política que solo habla de la cuestión del Sáhara, también soy economista, puedo hablarte de la vivienda –porque me afecta igual que a mis vecinos–, de la precariedad laboral –porque sé lo que es fregar váteres–, te puedo hablar de la precariedad en el ámbito de la investigación –porque sé muy bien lo que es no tener una beca para subsistir–.

Y lo que más me ha costado con la izquierda ha sido eso, hacerle ver que los migrantes no tenemos que hablar de cosas de migrantes, ni los gays de cosas de gays, sino que representamos a las mayorías sociales. A mí me atraviesan tantas cosas que, claro, te puedo hablar hasta de cómo se hace un Bollycao.

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¿Y Sáhara Occidental? ¿Qué y cómo hacer para que esta cambie?

Colectivizar. Nuestras luchas tienen que entroncar con el resto de las luchas sociales. No tenemos que hablar solo de lo nuestro, sino unirnos al resto de movilizaciones para que estas hagan suya nuestra lucha. El pueblo saharaui tiene una gran tarea por delante, y es reflexionar detenidamente sobre lo que se ha hecho hasta ahora, sobre todo el Frente Polisario, que hace una política exterior que no está a la altura de los tiempos.

Lo mejor que hemos hecho las mujeres saharauis, no los hombres, es que hemos sabido hacer una lectura de política exterior mucho mejor que ellos. Nosotras tenemos una periodista en RTVE, Ebbaba Hameida, doctora en periodismo; tenemos a la abogada Loueila Sid Ahmed Ndiaye; yo estoy en política… O sea, somos las tías las que han llegado a ocupar espacios de poder, y así tiene que ser, porque, con poder, podemos hacer transformaciones cambiar las cosas.

No espero nada de un estado colonial como España. Un estado que no reconoce su pasado colonial y no tiene memoria solo puede cambiar si ocupamos sus espacios de poder. Yo ambiciono una África soberana y panafricana, pero la solución no va a venir de aquí, ni de lejos. Ahora bien, cada vez que me den un micro, voy a recordarle a España su responsabilidad histórica. Pero, claro, en un momento político como este, en el que hay muchas crisis, y en el que los pueblos oprimidos competimos por un segundo en la televisión, yo lo que tengo que hacer es lo que estoy haciendo, decir: “oye, que yo soy valenciana, pero también soy migrante y saharaui” porque creo que es mucho más inteligente.

Yo no quiero a los fachas en el poder y por eso lo tengo que ocupar yo, porque tenemos que ocupar el poder para conseguir cosas. Tesh tiene mucho más poder y mucho más impacto que hace un año y medio. Y esto aplica para todo, para los migrantes, para los saharauis, para las mujeres, para la diversidad, etc, etc, etc.

(…)

ENTREVISTA COMPLETA en el original: Rizomas #12: entrevista con Tesh Sidi – Cultura Inquieta