Dos libros que tienen en común el Sáhara trazan una senda diferente en su narración, pero convergen en la historia del distante y duro desierto: «Una vida junto al Polisario», de Lluís Rodríguez Capdevila, y «Sin noticias de Ítaca. Un viaje a los dos lados del Sáhara», de Enrique Vaquerizo Domínguez.
Texto: Francisco Luis DEL PINO OLMEDO Foto: Andoni LUBAKI
A la extensa bibliografía sobre el Sáhara se suma Una vida junto al Polisario, de Lluís Rodríguez Capdevila, cuyo interés por el tema ya quedó patente en el documental que dirigió hace diez años, Saharauis, imágenes de un pueblo en el olvido, y en el blog que escribe sobre ellos. Ha elegido en esta ocasión un artefacto híbrido que se desenvuelve con eficacia entre el ensayo histórico y la biografía novelada para hilvanar un recorrido por los orígenes y causas del conflicto del Sáhara Occidental. Para ello se vale de la voz de un personaje real, el venezolano Larry Casenave, desertor de la Legión y protegido por una familia saharaui a la que ayudó en una situación comprometida, que vivirá de primera mano los sucesos dramáticos de la invasión de las tropas marroquíes y sus masacres al pueblo saharaui.
Hay una espléndida narración de la angustia y soledad que sufrió el joven venezolano al permanecer oculto durante dos meses y medio en un angosto pozo de agua, donde cada noche era extraído por el viejo nativo y su familia para comer algo y desentumecer el cuerpo haciendo ejercicio. En esas noches junto a la pequeña hoguera, compartiendo el cuscús que cenaban y poco más, se imponía la autoridad del anciano para explicarle a Larry parte de la historia del Sáhara, sus costumbres y ordenamiento social. La ocupación del territorio por España y el marco político internacional en que se produjo.
Mientras los días pasan lentamente, Casenave escucha con atención los relatos nocturnos, que amplían sus escasos conocimientos del Magreb. El viejo saharaui expone la preocupación que sienten por la política errática de España, que choca con el empeño de Hassán II de apoderarse del Sáhara Ocidental.
Ya le han puesto al corriente de la situación desde que se produjo el “Grito de Zembla” en 1970, en El Aaiún, y la posterior desaparición forzada del joven líder nacionalista Basiri. La creación en 1973 del Frente Polisario, que utilizará la lucha armada como método.
El Sáhara al que arribó Casenave era un territorio convulso, en alarma permanente por las acciones terroristas, tanto de los comandos irregulares infiltrados desde Marruecos, que ponían minas en las pistas, como de alguna patrulla del ejército marroquí que atacara el puesto español de Hausa, junto con las acciones del Polisario, que hacía sentir su presencia en distintas partes del territorio, causando bajas militares y civiles.
Una noche, la familia nativa le saca del “hoyo” y le conmina a darse prisa en comer algo porque se van enseguida. Recogen unas cajas de munición escondidas en el pozo y se aprestan a marchar, ya que el ejército de Marruecos está entrando por la zona de Farsía, Hausa y Echdeiría con el plácet español. Por lo que parece, le dice Moumen, la Marcha Verde sirvió más para centrar la atención del mundo en aquel puesto fronterizo del Tah, a 67 kilómetros de El Aaiún, donde unos 350.000 civiles marroquíes traspasaría andando y “solamente armados con el Corán” el paralelo 27º 40´ N.
Acaba aquí la primera parte del libro y comienza una pormenorizada narración de lo que fue la Marcha Verde, incidiendo en las conversaciones entre Rabat y Madrid mientras Franco agonizaba; la posición de Estados Unidos y Francia, firmes aliados de las aspiraciones de Hassán II. El relato, lejos de ser tedioso, adquiere una dimensión de interés creciente, conjugando con oficio las voces de la Historia con las de los protagonistas en los primeros días de una huida desesperada por esquivar las patrullas marroquíes.
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El viaje imposible
Se podría definir como el sueño de un viaje imposible el que realiza el periodista e historiador Enrique Vaquerizo Domínguez en Sin noticias de Ítaca. Un viaje a los dos lados del Sáhara (Laertes).
En un libro que bebe de la literatura y del periodismo de viajes, Vaquerizo consigue un simpático y trepidante relato de cómo la realidad se impone a los sueños, pero también de cómo se disfruta una peripecia. Con el objetivo de llegar a los campamentos de Tinduf por una ruta inviable, el autor traza un plan que le debería llevar a través de Marruecos y Mauritania por tierra, cruzar desde allí a los territorios saharauis liberados y llegar a Tinduf para ver el Muro, “un rato, hacer algunas preguntas a la gente y regresar por el mismo camino”.
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LEER ARTÍCULO COMPLETO en el original: Sáhara: la historia interminable – Librujula