Si la política exterior española plantea que su vector es el respeto de los derechos humanos, debería defenderlo con hechos, por igual, en todos los rincones del mundo. Igualmente, si se opone a las guerras y las invasiones, ha de ser una postura tradicional en todos los lugares y sitios del planeta y no en función de quién es el agresor y el agredido, como, por ejemplo, lo que sucede con el Sáhara Occidental. La empatía no consiste solo en promover la defensa y promoción de la imagen y la reputación de España en el ámbito digital para incrementar la notoriedad de España a nivel internacional.
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