El contencioso del Sáhara Occidental ocupa un lugar central en nuestra política hacia el Magreb y en la sensibilidad de muchos españoles. Es indudable que un interés primordial de España es fomentar en la región la paz, la estabilidad y el desarrollo económico, junto a unas relaciones sólidas de buena vecindad. El futuro de esta región, dependerá de cómo se resuelva este conflicto.
El rey de España, el presidente del Gobierno, y por supuesto el nuevo ministro de Asuntos Exteriores están expresando un deseo compartido por la mayoría: «Hay que intentar encontrar solución a un conflicto que dura décadas, que empieza a ser no un conflicto congelado sino olvidado…”
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