Después de contener las Primaveras de Egipto y de Túnez en 2011, utilizando a la organización de extrema derecha sunnita la Hermandad Musulmana, y demoler después Libia y convertirla en un Estado fallido, Washington regresa al Norte de África para seguir adaptándola a sus propios intereses. Tanto China como Rusia han tachado aquellos rebeliones populares en Egipto y Túnez, que apuntaban a las carcomidas dictaduras capitalistas, como maniobras desestabilizadoras de Barak Obama en la región, pero ninguna vetó la propuesta de Estados Unidos en el Consejo de Seguridad para intervenir en Libia cuya primavera sí era falsa. ¿Cómo explican, entonces, que Washington cambiara su política respecto a la revolución egipcia varias veces hasta apartar a Mubarak del poder? ¿Por qué creen que la lucha de las clases trabajadoras contra las injusticias y el despotismo ha dejado de existir?
La oferta de Trump a Rabat, a cambio de que Mohamed VI reconociera al Estado de Israel, es otra forma de injerencia en los asuntos de la región, y puede provocar hasta una guerra entre Marruecos y Argelia, el principal defensor de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), establecida por el Frente Polisario, el representante de este pueblo, que se prepara para regresar a la lucha armada. Estados Unidos y Jordania han anunciado que pronto abrirán consulados en estos territorios.
Sin embargo, un cambio de tal envergadura en el mapa política de esta estratégica zona involucrará a China y Rusia, ambos miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU con derecho a veto.
La posición de China
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La posición de la Federación Rusa
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A los saharauis les puede pasar lo mismo que a los palestinos: recibir mucha solidaridad verbal y alguna limosna para lavar la conciencia atormentada de la humanidad, y nada más.
Origen: Sahara Occidental y los intereses de Rusia y China en el Magreb – Punto y seguido – blogs.publico.es