TESH SIDI | Entre ‘La Terminal’ y la realidad: mi lucha por la nacionalidad española – OPINIÓN en elDiario-es

TESH SIDI | Entre ‘La Terminal’ y la realidad: mi lucha por la nacionalidad española – OPINIÓN en elDiario-es

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Nuestro padre, una figura ausente, pasaba largos períodos en el ejército y nos recompensaba nuestras buenas notas con caramelos de nata, probablemente lo único que podía ofrecernos entonces. Nuestra madre, despojada de todo por la guerra, nos crio sola, recordándonos siempre el Mantaga, un lugar con vistas al mar, donde había mucho pescado y donde solía comer carne a diario. Pero cuando terminaba la frase, sonreía mirando el plato que nos servía: casi siempre lentejas durante el día y arroz con leche por la noche.

A los 12 años me quedé a vivir con mi familia de acogida en el pueblo alicantino de Banyeres de Mariola. Y ahí empezó mi propia Terminal. La terminal de una niña saharaui que hoy ocupa un escaño en el Congreso de los Diputados.

Sus hijos, en cambio, sufrimos una cancelación administrativa que, en mi caso, se prolongó más de 20 años. Durante tres años fui una menor “MENA, ilegal”, sin papeles, sin derechos. Mi familia de acogida vivía con el miedo de que me enfermara o sufriera un accidente. Me admitieron en el colegio del pueblo después de muchas peleas, pero la burocracia seguía repitiendo la misma frase: “No existes.”

Mi hermano mellizo, mi padre y yo sabemos lo crueles que fueron aquellos años de colas en Extranjería, peleando por ser reconocidos como hijos de españoles, como personas con derecho a una existencia oficial. “Vuestro país no existe, vosotros no existís.” Era la frase que nos repetían los funcionarios. Por entonces, habíamos conseguido un sucedáneo de papeles: el título de viaje argelino de carácter humanitario, el NIE para estudiar y las partidas de nacimiento de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), documentos que España no reconocía, ya que tampoco reconoce la RASD.

En 2014, gracias a la lucha de la Abogacía Saharaui en los tribunales españoles, el Estado comenzó a reconocer las partidas de nacimiento de los saharauis, y por fin pude iniciar los trámites de nacionalidad mientras estudiaba en la universidad. Sin embargo, solo me la otorgarían si se resolvía antes de mis 21 años. ¿Cómo de aleatorio es imaginar que un derecho viene delimitado por un número? A los 21 sí, a los 22 no.

Como muchos saharauis, mi expediente se “perdió” en algún registro y jamás recibí respuesta. A los 22 años, tuve que empezar de nuevo. Ahora debía acreditar 10 años de residencia legal y continuada.

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