Han tenido que pasar casi cincuenta años para que una persona de origen saharaui pueda volver a ocupar un escaño en el palacio de la Carrera de San Jerónimo… si los electores madrileños lo deciden así el 23 de julio. Los veteranos recordarán que durante el régimen franquista y en las denominadas Cortes españolas hubo procuradores que representaron a la entonces provincia de Sáhara. Procuradores que, por cierto, desaparecieron como por ensalmo el 20 de noviembre de 1975, fecha en que perdieron de la noche a la mañana no solo el cargo que ostentaban y sino también la nacionalidad, en una de las decisiones más vergonzosas que ha sido capaz de cometer la Administración española. Hay que decir que eran parlamentarios exclusivamente decorativos, todos ellos hombres, y cuya única función consistía en asistir a los plenos vestidos con el tradicional derrá. Con una peculiaridad: en aquel Estado confesional en el que los cargos se juraban sobre los Evangelios, ellos lo hacían sobre el Corán.
Ha pasado medio siglo, los saharauis, abandonados por España y marginados por una organización internacional como la ONU, incapaz de aplicar sus propias normas jurídicas, no han podido autodeterminarse como es debido y ello pese al reconocimiento de la República Saharaui por parte de muchos países y de la Unidad Africana. Como consecuencia de esta situación, su población vive o bien en su propio territorio bajo una ocupación extranjera que no tiene propósito de marcharse, o bien en la diáspora argelina, española o de Dios sabe dónde.
Como para colmo de ignominia aquellos saharauis que eran españoles de pleno derecho fueron desposeídos arbitrariamente de la nacionalidad con que nacieron, y han tenido que acogerse por pura necesidad a alguna de los países vecinos o son sencillamente apátridas. Los hay que han conseguido, tras ardua lucha, que se les reconociese aquella nacionalidad originaria, caso de Tesh Sidi, que ha sido nominada por Sumar para ocupar el tercer puesto en la lista electoral de Madrid en las elecciones que van a tener lugar el 23 de julio. Un lugar que permite suponer que le permitirá alcanzar el escaño sin grave dificultad.
La presencia de Tesh Sidi en el palacio de la Carrera de San Jerónimo supondrá devolver a los saharauis la voz de la que fueron privados en 1975. Le espera un ardua y gigantesca tarea: conseguir que el parlamento español restituya de una vez por todas a sus connacionales la nacionalidad de la que fueron privados arbitrariamente. Y, sobre todo, mantener vivo el compromiso histórico de España con su pueblo que, mal que le pese a Pedro Sánchez, sigue siendo su derecho a autodeterminar libremente su futuro como manda el Derecho internacional. Nada más y nada menos.
Origen: Tesh Sidi, una candidata saharaui para el Congreso de los Diputados español