ECS. Madrid.
Salem Abdelhay.
La muerte es algo inevitable, pero siempre llega de forma fortuita y nos deja huérfanos ante la amarga realidad. Hace un año nos dejó nuestro querido Mhamed Jadad, líder saharaui responsable de la Comisión de Exteriores, además de ser una de las figuras más determinantes no solo para el Sáhara Occidental, sino para ambas partes en conflicto. La incidencia de Jadad en la lucha del pueblo saharaui es indiscutiblemente grandiosa.
El nombre de Mhamed Jadad quedará por siempre grabado en el Sáhara Occidental. Jadad deja con su marcha mucha admiración y cariño, esa admiración pervivirá por siempre en las almas de todos los saharauis, especialmente la nuestra. Jadad se fue 7 meses antes del estallido de la guerra, desenlace por el que tanto luchó por evitar, haciendo de la paz un principio estratégico, abogando siempre por una estrategia de defensa basada en destruir la economía de la colonización marroquí, que era la razón de existencia y permanencia en los territorios del Sáhara Occidental. Sus esfuerzos lograron hacer de la causa saharaui un lugar más justo y digno, atrayendo la atención y el respeto de innumerables instituciones personalidades internacionales.
Jadad fue el artífice y uno de los arquitectos del aparato diplomático y de la política exterior de la República Árabe Saharaui Democrática, en estos últimos años fue el encargado de la coordinación con la Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum en el Sáhara Occidental (MINURSO) además de ser el responsable del Comité de Relaciones Exteriores del Frente Polisario. También miembro del equipo negociador en representación del Frente Polisario en todas las rondas de negociaciones organizadas por la ONU entre el Polisario y el Reino de Marruecos.
Mhamed nos dejó para unirse a todos los mártires; hombres y mujeres que entregaron su vida a esta causa defendiendo al pueblo saharaui y librando batallas allá donde sea necesario. Jadad se une a aquellos mártires que escribieron la historia con acciones, siendo un ejemplo de resistencia y honor, de aquellos que nunca desistieron, que nunca se quejaron, aquellos hombres y mujeres saharauis que nos decían alto y claro: NUESTRA LUCHA ES JUSTA, NUESTRO ESFUERZO ES UN DEBER.
La pérdida de Jadad contiene los ingredientes del fallecimiento de grandes políticos: Es irreparable, pero también blinda y refuerza la voluntad de seguir el camino de aquellos que se han marchado, reafirmando nuestra fe y ciega creencia en conseguir un Sahara Occidental libre e independiente. Este medio cumplirá al pie de la letra dicho objetivo.