Por Alberto Maestre Fuentes
OPINIÓN
- Como definió el historiador y politólogo alemán, Heinrich von Treitschke, el Estado es poder.
El estado como una entidad suprema que “protege y engloba la vida de las personas y las regula externamente en todas direcciones”.
Como bien indicó la socióloga catalana, Montserrat Guibernau en su obra “Nationalisms: the nation-state and nacionalism in the twentieth century”, en Europa, la aparición de los estados fue como resultado de toda una serie de guerras, anexiones y pactos y en la mayoría de los casos, un grupo étnico conseguía imponer su lengua y cultura a una población que en principio estaba dividida. La homogeneización llegó a ser considerada como una condición para la estabilidad de los nuevos Estados que surgían.
En África, tal como señaló Guibernau, los reinos e imperios que existían fueron literalmente derrotados y en muchos casos destruidos por los europeos durante el siglo XIX y XX.
En su lugar fueron fundados nuevos estados, llamados colonias o protectorados.
Cada colonia “era un conjunto de pueblos y de antiguos estados o fragmentos de estos, reunidos dentro de unas mismas fronteras”.
Y como también señaló Guibernau, actualmente los estados africanos deben su legitimidad en gran parte a las circunstancias de sus orígenes en actos de creación deliberados, realizados por foráneos con propósitos alíenos, y a la ubicación resultante que tienen. Los estados en Asia y África son tan herederos como beneficiarios del orden imperial europeo.
Origen: Un Estado impune demasiado tiempo.