Los 97 niños saharauis que han pasado en Asturias el verano con el programa Vacaciones en Paz vivieron este miércoles un momento muy emotivo en Avilés porque tocaba despedirse de sus familias de acogida
Fue un momento emotivo, pero también muy complejo en cuanto a la logística. Controlar a un centenar de niños nunca es fácil y tampoco lo es empaquetar y facturar las toneladas de equipaje que sus familias de acogida les envían su país una vez terminadas las vacaciones de verano.
La que no estuvo tan triste fue Raquia porque estuvo acompañada en todo momento de Fity, un galgo que no se separó de la pequeña. «Me lo voy a llevar en el avión, se viene conmigo», reconocía con esperanza y nadie en su familia de acogida se atrevió a quitarle la razón en un día en el que las emociones estaban a flor de piel.
Al final de la tarde los pequeños se marcharon y sus familias de acogida se quedaron en tierra con pena, pero sabiendo que entre el Sahara y Asturias ya hay un lazo irrompible.