VACACIONES EN PAZ | «Necesitamos familias» que acojan a niños y niñas saharauis en verano – La Voz de Galicia. Pontevedra

VACACIONES EN PAZ | «Necesitamos familias» que acojan a niños y niñas saharauis en verano – La Voz de Galicia. Pontevedra

paloma f. gómez PONTEVEDRA / LA VOZ

Disfrutar de las fiestas de la Peregrina, ir a bañarse en el mar de A Lanzada, montar en patinete por la Alameda o estrenar bañador en la piscina del Mercantil es el día a día en el verano de muchos niños y niñas de Pontevedra. Sin embargo, durante los meses de julio y agosto, se unen a ellos un pequeño grupo de niños que observa todas estas quedadas con otros ojos.

El proyecto de acogida temporal Vacaciones en Paz, se desarrolla en Galicia por Solidariedade Galega co Pobo Saharaui. Lleva desde el año 1991 ofreciendo dos meses de vacaciones a los niños y niñas nacidos en los campamentos de refugiados saharauis. Este año, familias de diferentes ciudades han vuelto a abrir la puerta de sus hogares para permitir que 305 pequeños y pequeñas vengan a pasar su verano en Galicia.

«Necesitamos familias»

A pesar de que la cifra de participantes aumenta poco a poco con el paso de los años, desde la organización reclaman que «necesitamos familias, aquí vos esperamos». Rosa García, integrante del colectivo en Pontevedra, explica que «levo 20 anos acollendo, e é unha experiencia moi bonita (…). O que nós lles aportamos a eles non é nada co que eles nos aportan a nós». Y es que, en esta línea, todas las familias de la ciudad que participan en el programa coinciden en que se trata de un intercambio recíproco. Explican que es la mejor forma que existe para «entender a situación que están pasando alá e facela visible».

Además de poder disfrutar haciendo actividades que de otra forma no podrían experimentar, para los niños y niñas que vienen a Galicia esta estancia supone una motivación a futuro. Según explican las familias con varios años de experiencia, para ellos este viaje es una forma de descubrir qué hay más allá de lo que ven en su día a día en los campamentos de refugiados. Así, tras pasar estos veranos en España, pues la edad máxima para participar es de 12 años, deciden seguir estudiando con todas sus fuerzas para poder volver en el futuro.

(…)

Artículo completo en: La Voz de Galicia