Carol García y su marido Mulay viajaron a los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf el pasado 2 de julio. Ella es representante de ANAS y responsable del programa Vacaciones en Paz en Navarra y la idea era estar una semana allí, finiquitar el papeleo y volverse con los pequeños. Pero este año –en el que se retoma el programa tras dos años de parón por la pandemia de covid-19– no ha sido así. Los niños y niñas saharauis han llegado a Navarra 21 días más tarde debido a los problemas burocráticos que se encontraron en la embajada de Argel. Son tres semanas que los menores deberían haber pasado aquí con sus familias de acogida y para que su estancia no sea tan corta desde ANAS buscan que puedan quedarse unas semanas más.

“La burocracia ha ido muy lenta seguramente por el deterioro de las relaciones entre España y Argelia. Se ha ralentizado todo”, explicaba ayer Carol. Y es que la situación se ha tensado mucho en los últimos meses. En noviembre de 2020, El Frente Polisario –ejército saharaui– y Marruecos retomaban el enfrentamiento armado tras 30 años de alto al fuego. Y recientemente el presidente del Gobierno central, Pedro Sánchez, reconocía en una carta a Rabat la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental, hecho que ha provocado la ruptura de las relaciones de España con el Frente Polisario y con Argelia.

“Hubo un momento en el que el programa estuvo en el aire. El Polisario no estaba seguro de que se fuese a llevar a cabo, por lo que las cosas han ido más despacio de lo habitual”, detallaba la responsable de Vacaciones en Paz, que añadía que “no es un viaje normal. Hay que conseguir el visado, los pasaportes, los permisos de aviación de España y de Argelia… Son muchos trámites y este año hemos tenido problemas y al final han llegado tarde”. No obstante, aseguraba que están haciendo lo posible por alargar la estancia de los niños, que habitualmente se van a finales de agosto.