En un acto de presentación celebrado en la sede del ayuntamiento, el delegado saharaui en la región, Mohamed El Mamun,  ha agradecido la implicación del Ayuntamiento de Valencia, y ha destacado que entre los objetivos de este programa también se encuentran el de “sensibilizar a la población valenciana, política y socialmente, de la situación de ocupación y exilio que vive el pueblo saharaui desde hace ya más de 33 años”.

Por su parte, la concejala ha recordado que se trata de un programa de acogida familiar temporal, organizado con la colaboración de la asociación Al-Adala y la Delegación Saharaui para la Comunitat Valenciana. “Una iniciativa que permite que menores saharauis de unos 8 años disfruten de un periodo estival en un entorno seguro y saludable”, ha aclarado, tras explicar que a estos niños y niñas que viven durante el resto del año en campamentos de refugiados de Tinduf, con unas condiciones muy difíciles y unas temperaturas altísimas en verano, se les realizan revisiones médicas y análisis nutricionales”. “Además –ha continuado Marta Torrado- durante este tiempo disfrutan de actividades recreativas, y comparten con las familias con las que conviven experiencias que promueven valores como el respeto hacia otras culturas, contribuyen a la construcción de un mundo más justo y pacífico”.

Sarai Vicente y Héctor Rodríguez, miembros del movimiento solidario con el pueblo saharaui, han hecho hincapié en “la importancia de participar en este tipo de programa de ayuda que promueven valores como la solidaridad, la cooperación y el respeto hacia otras culturas”. “Estos niños y niñas, que son el micrófono de su pueblo y embajadores de la paz, establecen auténticos lazos de unión entre familias acogedoras valencianas y familias saharauis”.

El verano pasado un centenar de menores estuvieron acogidos por familias de la ciudad y otros municipios de la provincia. Muchos visitaron el Ayuntamiento y fueron recibidos por la alcaldesa, María José Catalá, quien aseguró que estos pequeños “eran los mejores representantes de la causa saharaui” y que su presencia “era una de las mejores maneras de visibilizar el conflicto y de volcarnos con los que más lo sufren, los niños”.