El presidente chino fue recibido por el hijo del rey. DR.
Por Kamel M. – Marruecos ha alcanzado un nivel de vileza que nunca ha sido igualado. Tratando valientemente de restaurar su imagen después de sus amargos fracasos diplomáticos, particularmente en la cuestión saharaui, el Makhzen, en una situación desesperada, se aferra a la más mínima oportunidad para mostrarse la imagen de un régimen poderoso tanto dentro como fuera. Para ello, los servicios secretos marroquíes no dudaron en desviar la atención de la opinión pública marroquí hacia el rey Mohammed VI, cuya fotografía, de compras en unos grandes almacenes parisinos, fue difundida en las redes sociales.
Aunque esto signifique centrar la atención en su indigno atuendo de “comandante de los creyentes”, los servicios de Yassine Mansouri querían demostrar a los marroquíes que el monarca se encuentra bien y no está hospitalizado en Francia en estado grave. Según fuentes creíbles, la foto de Mohammed VI paseando vestido de LGBT entre las estanterías del Printemps, en el bulevar Haussmann, es real, pero no es reciente. El plan del Makhzen se vio frustrado por los internautas marroquíes, avergonzados por la apariencia deshonrosa de su soberano, que intentaron manipular la imagen borrando a Mohammed VI, pero fueron traicionados por su sombra sobre el suelo brillante de un lujoso centro comercial en el distrito 8 de París.
Mohammed VI está en crisis personal, confirman estas fuentes, que señalan como prueba su sustitución por su hijo durante la escala técnica del presidente chino en el reino, al regresar de una visita de Estado a Brasil. La parada de Xi Jinping en Marruecos fue presentada por el Makhzen y los instrumentos de propaganda marroquíes como un gran acontecimiento que marca la solidez de las relaciones entre Rabat y Pekín, llegando incluso a inventar contratos que se habrían firmado entre las dos capitales.
Esto no es en absoluto cierto, precisan nuestras fuentes, que explican que esta grotesca escena se produjo en respuesta al atraque de un barco militar chino en Argel, lo que confirma los sólidos vínculos que unen a China y Argelia. El Majzen hace todo lo posible para intentar ocultar su aislamiento, aferrándose al bando de Emmanuel Macron y Benjamín Netanyahu, de quienes espera cierta indulgencia. Dos jefes de Estado en crisis, sumidos en disputas internas y sufriendo una fuerte impopularidad en sus países para poder ayudar a un trono inestable.
K. M.