EDITORIALA
Tras seis años sin contactos directos, la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) y Marruecos retomaron el pasado mes de diciembre unas tímidas conversaciones en Ginebra. Un primer encuentro que solo cabe calificar de buena noticia, si bien conviene afrontar con todas las reservas el análisis de la situación. Casi medio siglo de conflicto enquistado debería ser una vacuna contra todo derroche de optimismo, tal y como se refleja en la serie de textos que estos días publica GARA sobre la materia.
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