29/12/2019 Texto: Ali Salem Iselmu
Cuando el camino se hizo largo a través de la larga llanura poblada de árboles y dunas. El paisaje se hizo majestuoso con las pequeñas lagunas a las que acudían las vacas. Mis ojos se quedaron quietos ante tanta vegetación que crecía sobre la arena, acompañada de las palmeras que sobresalían de oasis en oasis. Era la región de Tagant[1] con los picos de Ajcham[2] que se alzaban alrededor de Muyderia[3].
Tanta belleza me dejó absorto y respiré profundo, recordando los versos de Sidi Mohamed Uld Elgasri cuando iba sobre su dromedario desde la región de Lebrakna[4] hacia la tierra de piedras rojas, palmeras y dunas. Entonces el poeta había abarracado su animal de carga sobre la arena e inspirándose dijo:
Inevitable será la vuelta al Tagant, a mis raíces.
Hacia allí me dirijo, después de un año,
los días y las noches se alternan
el camino se hace más corto
los picos de Ajcham empiezan a ser visibles,
desafiando las montañas del Tagant,
aparecen y desaparecen en la bruma,
pero son visibles.
En ese momento desaparecen
las palabras de mi boca
quiero expresarme en ese instante.
Revive la nostalgia de los recuerdos en mi interior,
encontrando el lenguaje de los versos.
Entonces habré cumplido con una tierra
que no existe en ningún otro lugar,
y con unos seres queridos jamás vistos.
(…)
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