El esfuerzo del Estado Saharaui 🇪🇭 y el apoyo del mov. solidaridad y países aliados han sido claves en la protección y conservación del español En el @magreb_es ( SÁHARA OCCIDENTAL). Dura batalla contra estrategia marroquí por francófono la región. https://t.co/pdAyOxgnZo pic.twitter.com/aNQWBNvyyt
— TV Saharaui 🇪🇭 En Español (@Rasd_TVOficial) August 17, 2020
Las superpotencias internacionales, aparte de sus herramientas hardware, vehiculan su peso y penetración en zonas geográficas ajenas vía una batería de elementos culturales, entre las que se destaca la lengua. Así, bloques regionales y zonas económicas como el Commonwealth, se pivota sobre un idioma común, el inglés, pese de la heterogeneidad étnica y religiosa de los países que la componen.
Asimismo, Francia, para mantener sus intereses en África y otros lugares del mundo, otorga una especial atención a la consolidación del francés como lengua capaz de mantener cierta atracción de lo francófono. De ahí, entre otras medidas, el Ministerio de Exteriores francés incluye una Secretaría de Estado encargada de velar por la francofonía.
A diferencia de lo aludido previamente, el Gobierno de España, en vez de procurar mejorar su soft power en África mediante lo cultural, usando el castellano en el Sahara Occidental como vía de acceso, lo que hace es ignorarlo, permitiendo que sea sustituido paulatinamente por el francés.
La falta de ambición de España en velar por sus intereses hace que su política hacia el norte de África y el Sahel sea guillada por Francia. Su negligencia y falta de estrategia, en este sentido, se plasma en el hecho de impedir la apertura de establecimientos del Instituto Cervantes para los refugiados saharauis, que hubieran consolidado el castellano y la cercanía cultural del pueblo saharaui con España.
La dejadez del Gobierno español ante la defensa de sus intereses estratégicos, en lo que al castellano en el Sahara Occidental se refiere, hubiera tenido resultados nefastos sino fuera por la labor del Gobierno de Cuba que ha posibilitado la formación de generaciones de estudiantes saharauis, que en la actualidad mantienen el funcionamiento del tejido institucional y cultural de la RASD.
Aparte de Cuba, el castellano sobrevive en el Sahara Occidental gracias a las iniciativas del pueblo español y parte de las comunidades autónomas, al posibilitar el transcurso de programas como Vacaciones en Paz, o las visitas de familias españolas a los campamentos de refugiados saharauis.
De esta manera, el vacío desocupado por España ha sido aprovechado por Marruecos y Francia, como se refleja en la apertura de una sede de la Red Africana de Casa de la Francofonía en la ciudad ocupada de Dajla.
Marruecos, partiendo de la importancia de abortar la influencia española en el territorio para cambiar su naturaleza jurídica, desde su ocupación ilegal del Sahara Occidental se ha empeñado en borrar todo aquellos elementos vinculados al legado español: la lengua, la arquitectura y las denominaciones: Villa Cisneros (Dajla) se convirtió en Dakhla, El Aaiun en Laayoune, etcétera.
Frente a la acelerada maquinaria franco-marroquí, cuyo fin es cambiar la esencia del territorio, su cultura y sus lenguas, el Gobierno de España, sin estrategia ni política propia hacia África, optó por desdeñar a un bien estratégico que podría ser una de las claves de entrada, no solo al espacio limítrofe con Canarias, sino también al mundo árabe y El Magreb.
Defender y promover el castellano en el Sahara Occidental debe ser una de las prioridades de España, por su propio interés estratégico y por la ampliación de su radio de influencia, pero también por la propia coherencia con la justicia que requiere la cuestión del Sahara Occidental.
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