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Desde entonces, y especialmente desde la moción de censura de Rajoy de hace dos años y medio, la política exterior marroquí ha tomado otros derroteros mucho más sutiles, más propios de una estrategia de aproximación indirecta liddelhartiana, acompañada de agresiones, subterfugios o provocaciones realizados en una amplia zona gris sin llegar al umbral de confrontación directa junto a una ambigüedad calculada. Utiliza intermediarios como narcotraficantes u organizaciones criminales con diferentes capacidades simultaneando y coordinando medidas de coerción política, diplomática, social y económica. Es decir, está aplicando una estrategia indirecta de tipo híbrido.
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