La diferencia entre la concepción democrática de España y la de Marruecos, que la niega y la reprime de facto, es motivo frecuente de roces entre ambos países y no precisamente por que nuestros gobiernos hagan llamamientos humanitarios a la monarquía absoluta de Mohamed VI. En realidad, los roces suelen venir porque el caprichoso rey marroquí se ofende por algo. Cuando se le reprocha, por ejemplo, desde España y desde la ONU su política represora sobre el Sáhara, colonia a la que España abandonó en sus garras a cambio del apoyo al reinado de Juan Carlos I como sucesor de Franco.
Albares tomó posesión el lunes de su flamante cargo como jefe de la Diplomacia española girando el timón de las críticas a Marruecos y elogiándolo como «gran amigo». (…)
(…)
LEER ARTÍCULO COMPLETO EN EL ORIGINAL: Grandes amigos y grandes violadores de derechos humanos – Dominio público