La postura de EE.UU. en el Sáhara Occidental da legitimidad a Rusia para consolidar su control sobre Crimea

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Por Stephen Zunes – OPINIÓN
 
Washington (ECS). – La amenaza de una mayor agresión rusa contra Ucrania es muy real. Desafortunadamente, la administración Biden se encuentra en una posición muy débil para liderar una respuesta internacional adecuada.
 
A la luz de la anexión ilegal de Crimea por parte de Rusia en 2014 y las amenazas de más agresión contra Ucrania, el presidente de EE.UU, Joe Biden, ha enfatizado que «cualquier uso de la fuerza para cambiar las fronteras reconocidas está estrictamente prohibido por el derecho internacional».
 
Esto ya no debería ser una cuestión que preocupa. Impedir que un país expanda su territorio por la fuerza fue un principio fundamental de las Naciones Unidas y está incluido en su estatuto. De hecho, fue este mismo principio el que llevó a Estados Unidos a luchar en la Guerra del Golfo de 1991 tras la invasión y anexión de Kuwait por Irak.
 
Desafortunadamente, existen serias dudas sobre si la administración Biden realmente apoya este estándar legal internacional fundamental. Los mapas del norte de África adoptados por Naciones Unidas, y otros organismos internacionales, sitúan al Sáhara Occidental en la costa atlántica encajada entre Marruecos y Mauritania; Los mapas del gobierno de los Estados Unidos, sin embargo, sitúan a ese territorio ocupado como parte de Marruecos, es decir, sin la línea que delimita entre los dos territorios.
 
El Sáhara Occidental, conocido formalmente como República Árabe Saharaui Democrática (RASD), ha sido reconocido por 84 países y es un estado miembro de pleno derecho de la Unión Africana. Marruecos invadió esa región, entonces conocida como Sahara español, justo antes de su independencia programada del dominio colonial en 1975.
 
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, la Asamblea General de las Naciones Unidas y la Corte Internacional de Justicia han respaldado oficialmente el derecho del Sáhara Occidental a la autodeterminación. Durante décadas, ningún organismo internacional o gobiernos extranjeros han reconocido al Sáhara Occidental como parte de Marruecos.
 
Sin embargo, en sus últimas semanas en el cargo, el ex presidente Donald Trump reconoció formalmente la soberanía marroquí sobre el país ocupado, incluido aproximadamente el 25 por ciento del Sahara Occidental que todavía está bajo el control del gobierno de la RASD. La administración Biden ha rechazado los llamamientos bipartidistas para revertir la decisión de Trump y Estados Unidos sigue siendo un caso atípico internacional.
 
A pesar de mostrar un gran interés sobre un moribundo proceso de paz liderado por la ONU, Estados Unidos está de acuerdo con la monarquía marroquí en que la independencia no debería ser una opción para la población autóctona, conocida como el pueblo saharaui, que cuenta con una historia, un dialecto y una cultura diferente. El régimen marroquí, envalentonado por el reconocimiento de Estados Unidos, insiste en que la independencia está completamente descartada y, como mucho, está dispuesto a ofrecer solamente un grado limitado de «autonomía» bajo el dominio marroquí.
 
Human Rights Watch, Amnistía Internacional y otros grupos de derechos humanos de renombre han documentado la violencia, la represión generalizada de activistas saharauis pacíficos por parte de las fuerzas de ocupación marroquíes, que incluyen torturas, palizas, detenciones sin juicio y ejecuciones extrajudiciales. Freedom House ha clasificado al Sahara Occidental ocupado por Marruecos como el segundo después de Siria en el ránking mundial en las violaciones de los derechos políticos.
 
Como resultado, el plan de «autonomía» de Marruecos respaldado por Estados Unidos no solo no permite a los saharauis ningún acto real de autodeterminación, sino que la represión en curso plantea serias dudas sobre cómo sería en la práctica.
 
El reconocimiento de Biden de la anexión ilegal del Sáhara Occidental por parte de Marruecos es un regalo para el presidente autocrático de Rusia, Vladimir Putin, quien ahora puede retratar la oposición de Estados Unidos a los reclamos rusos sobre territorio ucraniano como simplemente arraigada en la rivalidad geopolítica en lugar de una oposición de principios a la expansión territorial ilegal.
 
Por el bien del pueblo del Sáhara Occidental y la credibilidad de Estados Unidos en la creciente crisis sobre Ucrania, Biden debe rescindir de inmediato el reconocimiento de Estados Unidos de soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental.
 
 
 

Origen: La postura de EE.UU. en el Sáhara Occidental da legitimidad a Rusia para consolidar su control sobre Crimea.