La búsqueda de una solución al conflicto del Sáhara Occidental prosigue. Por primera vez desde su nombramiento hace seis meses, el enviado especial de la ONU, Staffan de Mistura, informó este miércoles al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas de los contactos que ha mantenido con las partesMarruecos y el Frente Polisario, y con los países implicados, entre ellos Argelia y España. Ahora, en esta segunda fase, volverá a viajar a la región. Posiblemente en octubre informe de nuevo a la ONU de sus avances, según explican fuentes conocedoras del caso a El Periódico de España.

Esta segunda ronda se producirá tras el cambio de postura de España, que es la potencia descolonizadora y en 1975 abandonó este territorio a su suerte, y que ahora apoya el plan autonomista marroquí para el Sáhara. Un giro en su histórica neutralidad que el Gobierno español ha dado para poner fin a una larga crisis diplomática con Marruecos. El aval a su propuesta, que cuenta también con el respaldo de EEUUFrancia y Alemania, ha sido una imposición de Mohamed VI como único medio de recuperar la relación bilateral.

Pero desde el Ejecutivo se ha apuntado en los últimos días que ha sido bien recibido por Mistura. Así lo aseguraron a este diario distintos interlocutores del Gobierno. Fuentes de Moncloa señalaron que desde que llegó al cargo el enviado especial de Naciones Unidas había reclamado a España «no obstaculizar» los intentos de alcanzar una solución pactada. Y otras fuentes gubernamentales defendieron que ha aplaudido que el planteamiento del Gobierno sea ahora mucho más claro.

Esta información, publicada por El Periódico de España, ha sido rebatida desde Argelia, que retiró a su embajador en Madrid tras conocerse el respaldo de España a la propuesta marroquí. El enviado especial de la presidencia argelina para el Sáhara Occidental y los países del Magreb, Amar Belani, realizó unas declaraciones en las que aseguró que «Mistura, con el que estamos en contacto, es el primero en decir que está muy sorprendido por el cambio de postura de España». Y que, añadió, «teme que se cuestione su propia misión» y que todo ello pueda «complicar» el proceso impulsado por Naciones Unidas.

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