Cada paso que ha dado Sánchez en este incidente internacional ha ahondado un poco más en el conflicto territorial entre Marruecos y Argelia
Argelia ha declarado la guerra comercial a España. Era la reacción lógica por el brusco cambio de posición de Moncloa respecto al contencioso territorial saharaui. Los argelinos amenazan con cerrarnos el grifo del gas y de paso con cancelar todo tipo de transacción mercantil, una medida que a los españoles podría costarnos, grosso modo, la friolera de 3.000 millones de euros en contratos en diversas áreas industriales. La prensa sanchista, siempre tan optimista y condescendiente con el Gobierno de coalición, se esfuerza estos días por convencernos de que tres mil millones no es para tanto, una pequeña fiesta, una menudencia de nada que comparada con nuestro inmenso PIB no deja de ser unas migajas. Sin embargo, pese a lo que puedan decir los palmeros de la prensa oficialista, el sartenazo argelino nos hará daño. Mucho daño.
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