Mientras denuncia la invasión rusa, España apoya la autonomía marroquí para el Sáhara Occidental ocupado
ECSAHARAUI
Madrid (ECS). – El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, trasladó el pasado 14 de marzo de 2022 al rey de Marruecos, Mohamed VI, que España considera la propuesta de autonomía de Marruecos respecto al Sahara Occidental como «la base más seria, creíble y realista para la resolución de este conflicto», en una misiva difundida por el Gabinete Real marroquí a través de un comunicado.
El anuncio vino en una misiva del presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, enviada al rey de Marruecos Mohamed VI, que ha hecho pública el Gabinete Real de Marruecos. Según la carta, España “reconoce la importancia que tiene la cuestión del Sáhara Occidental para Marruecos” y “considera la iniciativa de autonomía marroquí, presentada en 2007, como la base más seria, realista y creíble para resolver este contencioso”, reza el comunicado difundido por el Palacio Real de Marruecos, y al que ECSAHARAUI ha tenido acceso.
La carta subrayó también los esfuerzos «serios y creíbles» de Marruecos en el marco de la ONU para encontrar una solución mutuamente aceptable” al conflicto del Sáhara Occidental. “Nuestro objetivo es construir una nueva relación, basada en la transparencia y la comunicación permanente, el respeto mutuo y los acuerdos firmados por ambas partes y absteniéndose de cualquier actuación unilateral, estando a la altura de la importancia de todo lo que compartimos”, añade en el presidente del Gobierno español en su misiva difundida por el palacio Real marroquí.
Tras ese anuncio, se cuestionaron las posiciones políticas predominantes entre los políticos e intelectuales, y el Estado profundo en España, hacia el Sáhara Occidental, una cuestión que ha vuelto a ser determinante en la relación entre Madrid y Rabat. Por extensión, esto también afectó a la relación de Madrid con Argelia, su principal suministrador de gas, que h suspendido el Tratado de Amistad y Cooperación con España y ha congelado el comercio.
El Sáhara Occidental desencadenó una crisis entre España y Marruecos el pasado diciembre de 2020, y también afectó a asuntos relacionados como la inmigración, el narcotráfico y el terrorismo. Se hace hincapié en la recepción por parte de España de Brahim Ghali, líder del Frente Polisario, que lucha contra Marruecos por la independencia del Sáhara Occidental. Este es uno de los factores que contribuyen a la tensión, pero el Estado profundo de Madrid y Rabat tienen otra visión de esta disputa más allá de la antigua colonia española.
Tras el reconocimiento de la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental por parte del entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el 10 de diciembre de 2020, Rabat se sorprendió de la rapidez con la que Madrid se opuso a dicho reconocimiento. España incluso coordinó con los países europeos, entre ellos Alemania, para evitar que la UE siguiera el paso de EEUU.
Esto dejó a Francia sin poder tomar ninguna iniciativa, aunque siempre había trabajado para apoyar la propuesta de autonomía. Marruecos cree que el fin del conflicto del Sáhara Occidental, a través de la autonomía, es el fin de los problemas no sólo dentro de sus propias fronteras, sino también en todo el norte de África. La visión de Marruecos se refleja en la opinión de que España es un país que obstaculiza el desarrollo de su vecino del sur, debido a su papel en la perpetuación de este conflicto. Este discurso se ha desarrollado cultural, política e históricamente en los círculos marroquíes, lo que hará más difícil la mejora de las relaciones con Madrid, y más volátil.
Hay tres percepciones que prevalecen en España sobre el futuro del Sáhara Occidental
Hay tres percepciones que prevalecen en España sobre el futuro del Sáhara Occidental y la posición del establishment español, representado en todas las ramas del ejército, el cuerpo diplomático, los partidos políticos, las agencias de inteligencia y la comunidad empresarial. Se enmarcan en propuestas intelectuales y políticas que se remontan a siglos atrás, y lo único que cambia son los temas; hoy es el Sáhara Occidental, mañana serán Ceuta y Melilla, y en el pasado fue todo el norte de Marruecos, etc.
1- La primera percepción es un planteamiento franco y serio que pide que se excluya a Marruecos del Sáhara Occidental, Ceuta y Melilla. Se trata de un enfoque histórico que parte de la idea de que Marruecos es el enemigo histórico de España y que, por tanto, debe ser debilitado. Sus raíces intelectuales se encuentran en la historia del pensamiento político español, a través de la reina Isabel y desarrollado por el fundador del pensamiento nacional español moderno, especialmente en lo que respecta a Marruecos, el primer ministro Antonio Cánovas del Castillo en la segunda mitad del siglo XIX. El ex presidente del Gobierno José María Aznar (1996-2004) es partidario de esta corriente.
2 – Por otro lado, existe un enfoque central que considera a Marruecos como un socio al que hay que ayudar a controlar definitivamente la soberanía del Sáhara Occidental, siempre que guarde silencio sobre Ceuta y Melilla para siempre. Este enfoque cree que hay que apoyar el autogobierno convirtiendo al Sáhara Occidental en un Estado dentro del Reino de Marruecos, lo que contribuirá a «democratizar a Marruecos» y a impulsar las relaciones. Las raíces intelectuales de este enfoque se remontan a la segunda mitad del siglo XIX. Su partidario más destacado fue Ángel Ganivet (1865-98), que defendió la necesidad de ayudar a Marruecos, siempre que se mantenga bajo control.
3 – El otro enfoque aboga por ayudar a Marruecos a extender su soberanía sobre el Sáhara Occidental y reconocerlo internacionalmente a condición de que se posponga la exigencia de restaurar Ceuta y Melilla hasta que España y Gran Bretaña lleguen también a un acuerdo sobre Gibraltar. Este planteamiento considera a Marruecos como un socio importante, y parte de la idea de que un Marruecos avanzado, fuerte y conectado estrechamente con Europa ayudará a dar prioridad al diálogo. España seguirá siendo siempre su principal socio político y comercial, como lo era antes de la batalla de Tetuán de 1959. Esta posición se desarrolló a mediados de los años 70 en medio de las tendencias derechistas del estamento militar, especialmente cuando España se retiró del Sáhara Occidental en 1975, y Marruecos se comprometió a no sacar a relucir el expediente de Ceuta y Melilla durante una década, hasta que España terminara su transición democrática.