ECSAHARAUI
Madrid (ECS).- Desde el pasado 13 de noviembre de 2020, el Frente Polisario y Marruecos y se han enfrascado en intensos combates y, por primera vez desde el cese del fuego de 1991, ha habido enfrentamientos armados a lo largo de la línea de separación en el muro militar que divide el Sáhara Occidental. Hay muertos y heridos, y evidentemente una destrucción en las bases militares allí instaladas.
El Frente Polisario impuso primero la ley marcial, y después lo siguió Marruecos, aunque el estado de guerra allí sólo se aplica a algunas partes del territorio. Ambas partes consolidan sus motivos por la escalada más grave en años, y esta podría empeorar aún más en los próximos días ante la ausencia de acuerdos.
Dos años después de la intervención militar en la brecha de Guerguerat, Marruecos ha consolidado su control sobre esa región, y ahora satisfecho de haber controlado esa zona estratégica para asegurar el funcionamiento de su conexión comercial terrestre con África. La acción marroquí de atacar a los civiles saharauis que protestaban esa la brecha provocó la ruptura del alto el fuego después de casi 30 años de paz.
Marruecos no quiere que se hable de la guerra porque todavía intenta conseguir apoyos que garanticen su soberanía sobre un territorio que está ocupando mediante la fuerza y de manera ilegal. Una táctica de Hassán II que ya vimos en la pasada guerra y que no le revirtió mejores desenlaces, ya que se vio obligado a firmar el alto el fuego por la imposibilidad de una victoria militar.
Tras controlar El Guerguerat, Marruecos está contrayendo cuarteles militar cerca del puesto militar mauritano. Según imágenes exclusivas, se puede observar desde el lado mauritano una de esas bases, situada a unos 200 metros de la aduana mauritana.
Además, el ejército marroquí sembró un nuevo campo de 12.000 minas antipersona de aproximadamente 4 kilómetros de largo, al sur del Sáhara Occidental, desde El Guerguerat hasta el punto 55 de Mauritania. En estos dos años de guerra, el Ejército saharaui condujo aproximadamente más de tres mil bombardeos contra objetivos marroquíes, estando afectadas la mayoría de las regiones con especial cadencia en el norte y noreste del país. Sin embargo; no consiguió cerrar el puesto de El Guerguerat y en estos dos años de guerra, logró ejecutar un sólo ataque relámpago contra esa zona.
Par el analista militar Jorge Alejandro Saponaro, «los actores intervinientes en este drama por razones políticas, han limitado la escalada, con intercambios artilleros, ataques aéreos limitados e incursiones. A pesar del silencio que se quiere imponer desde los grandes medios y con visiones sesgadas». Y añade: «Se observa que, a pesar del importante despliegue militar en los muros defensivos, Rabat, evita escalar el conflicto, ante un panorama para nada alentador en la región. Por otro lado, llama la atención, que no se ha recurrido a las fuerzas aéreas, a pesar de contar con modernos aviones de combate equipados con municiones de precisión, siendo probable que la capacidad antiaérea saharaui, sea un buen disuasivo, unido a las tensiones crecientes con Argelia, que cuenta con un poderoso paraguas antiaéreo, sea otro factor a considerar».
Dicho esto, tras 24 meses de desde la ruptura del alto el fuego, Rabat ha consolidado su control sobre regiones como Guerguerat, en el sur, o la frontera colindante con Argelia en el norte. En todo caso, el Ejército saharaui continúa hostigando las posiciones militares marroquíes pero hasta el momento no hay avances sobre el terreno.