Hacemos una llamada a la acción. ‘Himma’ necesita profesionales comprometidos que quieran colaborar en proyectos de atención médica profesional, educación social y apoyo psicológico.
‘Himma’ es liderada por Samira, una mujer saharaui con ceguera total que trabaja con incansable dedicación en un centro para personas con discapacidad sensorial. Su fuerza y compromiso inspiran no solo a quienes la conocen, sino también a todo aquel que se cruce con su labor.
Hace aproximadamente un año atrás, Samira, encontró en redes sociales los perfiles de Felipe y el mío donde compartimos nuestra experiencia como viajeros con discapacidad, documentando cómo se vive con sordera o ceguera en otras partes del mundo. No tardó en contactarnos, y con una determinación tan firme como su espíritu, nos extendió una invitación: formar parte de ‘Himma’, un proyecto que estaba dando sus primeros pasos.
Ante semejante propuesta no pudimos decir que no. Ni siquiera Murakami en sus mundos oníricos habría concebido una realidad tan improbable y llena de propósito. Tres personas con discapacidad trabajando juntas para trazar un plan de acción que buscaba mejorar la vida de otras personas como ellos en los campamentos de refugiados saharauis.
Desde entonces, burlando las limitaciones de la conectividad, trabajamos en la construcción de las bases y cimientos de ‘Himma’, pero para generar un impacto real en una de las regiones más desafiantes del mundo había que conocer el terreno. Y allí que nos fuimos.
Durante nuestra estancia realizamos visitas a familias de niños sordos y ciegos para analizar sus necesidades más urgentes. Descubrimos una realidad desoladora, que no existe un centro médico para la atención temprana en los campamentos. Esto significa que muchos niños con sordera o ceguera no reciben un diagnóstico claro y, por ende, pierden la oportunidad de tratar problemas que podrían haberse resuelto a tiempo. Esta falta de atención médica básica a menudo condena a estos niños a una vida de aislamiento y limitaciones.
Además, las familias de personas con discapacidad no cuentan con ninguna red de apoyo. No hay formación, tratamiento psicológico ni recursos suficientes para enfrentarse a los retos diarios. Las personas sordas, por ejemplo, sufren una grave escasez de materiales esenciales como pilas, baterías y equipos para implantes cocleares o audífonos. La falta de conocimiento sobre lengua de signos agrava su aislamiento, ya que pocas personas en los campamentos pueden comunicarse con ellos. Muchos niños sordos viven en soledad, sin amigos ni acceso a la educación.
Las personas ciegas tampoco están exentas de dificultades. Los recursos básicos, como bastones, son extremadamente limitados; llegamos a ver cómo un solo bastón era utilizado por ocho personas. Además, el terreno hostil del desierto, sin pavimentación ni infraestructura adecuada, hace que el desplazamiento sea un reto monumental para ellas. La situación no mejora para quienes tienen discapacidad física; moverse en silla de ruedas por la arena es una tarea titánica. A pesar de ello, visitamos un centro que ha construido pistas de baloncesto y voleibol adaptadas, ofreciendo una vía de escape y esperanza para estas personas. Algunos entrenan incluso para representar al Sáhara Occidental en las Paralimpiadas.
Entender la situación actual de los campamentos requiere mirar hacia el pasado. En 1975, la llamada ‘Marcha Verde’ marcó el inicio de la ocupación marroquí del Sáhara Occidental. Miles de saharauis huyeron hacia Argelia, donde se establecieron los campamentos de refugiados. Desde entonces, estas personas han vivido en condiciones extremas, luchando por preservar su identidad y derechos en uno de los conflictos más prolongados del mundo.
A pesar de estas adversidades, la hospitalidad y la resistencia del pueblo saharaui nos dejaron sin palabras. Su fortaleza es un recordatorio de la importancia de no dar la espalda a su causa. ‘Himma’ es un ejemplo vivo de cómo se puede generar un impacto positivo, incluso en las circunstancias más adversas. Pudimos ser testigos de la valentía y dignidad de las personas con discapacidad, quienes luchan diariamente por superar barreras aparentemente insalvables. Sin embargo, también conocimos de primera mano la necesidad urgente de recursos, formación y apoyo para mejorar su calidad de vida.
Por ello, hacemos una llamada a la acción. ‘Himma’ necesita profesionales comprometidos que quieran colaborar en proyectos de atención médica profesional, educación social y apoyo psicológico. Todos podemos aportar nuestro granito de arena para dar esperanza a quienes más lo necesitan. Si algo nos ha quedado claro tras estos días en el desierto es que el verdadero cambio comienza con la unión de esfuerzos.
Origen: Personas con discapacidad en campamentos refugiados saharauis