El periodista saharaui Malainin Lakhal ha denunciado con contundencia un reciente artículo de The Telegraph, firmado por Robert Clark, que califica al Frente Polisario de organización terrorista y difunde acusaciones infundadas que forman parte de la propaganda marroquí para desacreditar la causa saharaui.
Bajo el sensacionalista titular «Irán acaba de alcanzar otra etapa en su aterradora guerra contra Occidente», Clark repite viejos argumentos carentes de pruebas para criminalizar al Frente Polisario, mientras intenta legitimar la ocupación ilegal del Sáhara Occidental por parte de Marruecos. Lakhal recuerda que esta estrategia mediática busca confundir a la opinión pública occidental, aprovechando la sensibilidad respecto a Irán y otros actores internacionales, para desviar la atención del verdadero problema: la negación sistemática del derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación.
En su respuesta, Lakhal destaca cinco hechos esenciales que desmienten las afirmaciones del artículo:
1. El Frente Polisario no es una organización terrorista, sino un movimiento de liberación reconocido internacionalmente.
Desde su creación en 1973, el Polisario lucha por liberar el Sáhara Occidental del colonialismo y la ocupación marroquí, siguiendo los principios del derecho internacional. Naciones Unidas lo reconoce como representante legítimo del pueblo saharaui, y mantiene diálogo directo y constante con sus dirigentes. La Unión Africana también respalda al Polisario y reconoce a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), proclamada en 1976.
2. El Sáhara Occidental sigue siendo un territorio pendiente de descolonización, ocupado ilegalmente por Marruecos.
La Corte Internacional de Justicia, en 1975, concluyó que Marruecos no tiene soberanía sobre el territorio. El Sáhara Occidental figura en la lista de territorios no autónomos de la ONU, que supervisa su proceso de descolonización. La ONU nunca ha reconocido a Marruecos como potencia administradora, y su presencia militar se considera una ocupación.
3. Las acusaciones de vínculos con Irán o Hezbolá carecen de fundamento.
Lakhal subraya que ni Naciones Unidas, ni agencias de inteligencia, ni Estados occidentales han presentado pruebas de cooperación entre el Polisario e Irán. Son relatos reciclados por Marruecos para vincular al Polisario con el terrorismo y generar rechazo en la opinión pública occidental. Resulta, además, ilógico acusar de “marxista” a un movimiento supuestamente apoyado por un régimen islámico conservador.
4. Marruecos fue quien rompió el alto el fuego en 2020, reanudando el conflicto armado.
El artículo de Clark presenta a Marruecos como víctima, ignorando que fue su ejército quien atacó a civiles saharauis en la zona desmilitarizada de Guerguerat. Desde entonces, el Frente Polisario ha retomado la lucha armada como respuesta a esta violación del alto el fuego, reconocida incluso por el Secretario General de la ONU.
5. El plan de autonomía marroquí no es una solución legítima.
Proponer una autonomía bajo soberanía marroquí no respeta el derecho saharaui a decidir libremente su futuro, tal como exigen las resoluciones de la ONU. La única salida justa y duradera pasa por un referéndum que incluya la opción de independencia.
Lakhal concluye que la verdadera amenaza a la paz y la estabilidad no proviene de la justa reivindicación del pueblo saharaui, sino de la normalización de la ocupación, el expolio de recursos y la represión sistemática de Marruecos. Señala que artículos como el de Clark no solo manipulan la opinión pública, sino que también socavan el derecho internacional y refuerzan la impunidad del ocupante.
Finalmente, hace un llamamiento al Reino Unido y a la comunidad internacional para que defiendan la legalidad internacional: apoyar la celebración de un referéndum, condenar las violaciones de derechos humanos, rechazar la propaganda que criminaliza al Polisario y, sobre todo, reconocer el derecho inalienable del pueblo saharaui a la autodeterminación.
PLATAFORMA «No te olvides del Sahara Occidental»