Palestina sí, Sáhara no: el doble rasero del Gobierno español ante las ocupaciones

Palestina sí, Sáhara no: el doble rasero del Gobierno español ante las ocupaciones

El Gobierno veta que Israel venda productos de Palestina, pero no que Marruecos haga lo mismo con los del Sáhara

Artículo que se cita : El Gobierno veta que Israel venda productos de Palestina, pero no que Marruecos haga lo mismo con los del Sáhara


El artículo publicado por infoLibre, firmado por Fernando Varela, retrata con precisión quirúrgica una de las contradicciones más obscenas de la política exterior española: el Gobierno que prohíbe la entrada de productos fabricados en los asentamientos israelíes en Palestina permite al mismo tiempo la importación y venta de productos del Sáhara Occidental ocupados por Marruecos. Dos ocupaciones condenadas por la ONU, dos pueblos sometidos, dos varas de medir. Palestina sí, Sáhara no.

El decreto aprobado por el Ejecutivo para boicotear los productos procedentes de los territorios palestinos ocupados busca —al menos en apariencia— aplicar coherencia moral y política a la condena del genocidio en Gaza. Sin embargo, el silencio sobre el Sáhara Occidental revela una hipocresía estructural. Mientras el Gobierno se presenta ante Europa como defensor del derecho internacional, en su relación con Marruecos actúa como cómplice de una ocupación que dura ya cincuenta años. Como señala Abdulah Arabi, delegado del Frente Polisario en España, esta actitud es “la expresión cristalina de la incoherencia” del Gobierno de Pedro Sánchez.

El Tribunal de Justicia de la Unión Europea fue categórico en su sentencia de 2024: es ilegal comercializar productos procedentes del Sáhara Occidental con etiquetas marroquíes. El fallo, dictado a instancias del Consejo de Estado francés, establece que Marruecos no tiene soberanía sobre el territorio y que ningún acuerdo económico puede aplicarse sin el consentimiento del pueblo saharaui. Pero, como denuncia Arabi, España no sólo incumple esa sentencia: participa activamente en la negociación de un nuevo acuerdo comercial entre la UE y Marruecos que pretende blanquear el expolio.

Informes de Western Sahara Resource Watch (WSRW) confirman que España es uno de los principales destinos de los productos agrícolas y pesqueros extraídos del Sáhara ocupado. Tomates cherry, melones y pepinos cultivados en invernaderos situados en Dajla o El Aaiún se reetiquetan como marroquíes y se venden en supermercados españoles y europeos, ocultando su verdadero origen. Detrás de este fraude estructural se encuentran empresas como Azura, que explotan más de 400 hectáreas en el territorio ocupado y distribuyen sus productos en cadenas como Carrefour.

Las denuncias de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) y la Confederación Española de Consumidores y Usuarios (CECU) son contundentes: se está engañando a los consumidores y violando las normas europeas de etiquetado. En julio presentaron una denuncia formal ante el Ministerio de Derechos Sociales y Consumo, pero el Gobierno no ha actuado. Su ministro de Agricultura, Luis Planas, llegó a afirmar sin rubor que “la relación con Marruecos está por encima de las sentencias del Tribunal de Justicia de la Unión Europea”. Una declaración que debería provocar un escándalo institucional: un miembro del Ejecutivo subordinando el Estado de derecho a la sumisión política.

El artículo de infoLibre no sólo denuncia un fraude económico: revela una tragedia moral y política. España, que fue potencia administradora del Sáhara Occidental, se niega a asumir su responsabilidad histórica y continúa legitimando la ocupación marroquí mediante el comercio. Las normas se aplican según el interés del aliado: se sanciona a Israel por ocupar Palestina, pero se premia a Marruecos por ocupar el Sáhara. Esta doble moral es una afrenta al derecho internacional y a los principios democráticos que el Gobierno dice defender.

Desde la Plataforma No te olvides del Sáhara Occidental, reiteramos lo que la justicia europea, la ONU y el propio sentido ético dictan: ningún producto procedente del Sáhara Occidental ocupado debe entrar en el mercado español o europeo como “marroquí”. Cada tomate reetiquetado, cada caja de pescado, cada contrato comercial que ignora el consentimiento del pueblo saharaui es un acto de complicidad con la ocupación. No basta con condenar el genocidio en Palestina mientras se participa en el saqueo del Sáhara. La coherencia empieza por cumplir la ley, defender los derechos humanos y llamar a las cosas por su nombre: lo que Marruecos hace en el Sáhara Occidental es una ocupación ilegal, y España sigue siendo su cómplice más silenciosa.


Plataforma “No te olvides del Sáhara Occidental”