Plataforma “No te olvides del Sáhara Occidental”
(Análisis, texto de la carta y del Informe S/2025/612 de Antònio Guterres)
Bir Lehlu / Nueva York, 22 de octubre de 2025
El Frente POLISARIO ha elevado el tono en un momento crucial. A escasos días de la reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que el próximo 31 de octubre deberá pronunciarse sobre la renovación del mandato de la MINURSO, el presidente saharaui Brahim Ghali ha dirigido una carta contundente al Secretario General António Guterres. En ella denuncia la pasividad de la ONU frente a las violaciones marroquíes, la impunidad militar y la manipulación política del proceso de paz. El documento, difundido oficialmente por la Sahara Press Service (SPS) y vinculado al informe S/2025/612, marca un punto de inflexión en el discurso saharaui: el tiempo de las ambigüedades ha terminado.
La verdad incómoda: Marruecos violó el alto el fuego y la ONU lo tolera
En su misiva, Ghali recuerda que el conflicto actual “no es una escalada espontánea”, sino la consecuencia directa de la ruptura material del alto el fuego de 1991, perpetrada por Marruecos el 13 de noviembre de 2020 con su incursión en El Guerguerat. Desde entonces, denuncia, las fuerzas marroquíes han ocupado ilegalmente nuevas zonas, construido un muro de arena de 20 kilómetros y consolidado su presencia militar en la franja desmilitarizada.
El presidente saharaui reprocha a Guterres y al propio Consejo de Seguridad su negativa a “llamar a las cosas por su nombre”, al rehusar responsabilizar a Marruecos de la ruptura del alto el fuego. Esa omisión, advierte, ha permitido que el ocupante actúe con total impunidad durante cinco años, destruyendo la credibilidad de la ONU y transformando la MINURSO en una misión sin misión.
Crímenes de guerra y silencio institucional
La carta va más allá de la denuncia política: aporta pruebas de la utilización sistemática de drones por parte de Marruecos para atacar a civiles saharauis y ciudadanos de países vecinos que transitan por los territorios liberados. Esos ataques, subraya Ghali, constituyen crímenes de guerra conforme al Estatuto de Roma y violan principios esenciales del derecho internacional humanitario, como la distinción entre objetivos civiles y militares.
“La ONU no puede seguir actuando como si la guerra no existiera”, afirma el documento, que exige una investigación independiente sobre los asesinatos de civiles y el uso de armamento prohibido. El Frente POLISARIO también denuncia la nueva carretera de Smara a Mauritania, construida por el ejército marroquí, como “un acto de anexión y provocación” destinado a consolidar la ocupación y alterar el statu quo territorial.
El bloqueo informativo y la complicidad diplomática
Uno de los puntos más incisivos de la carta es la crítica a la restricción impuesta a la MINURSO: Marruecos impide el acceso a los observadores de la ONU al oeste del muro y obliga a los vehículos de la misión a llevar matrículas marroquíes, una práctica que viola su estatus jurídico. Esta “domesticación” de la misión —en palabras de Ghali— priva a la ONU de información fiable sobre la situación real en el territorio y convierte a la MINURSO en un mero instrumento de presencia simbólica.
Tampoco escapa a su análisis la ausencia total de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), que no ha podido acceder al territorio desde 2015. Pese a las resoluciones que instan a su regreso, el Consejo de Seguridad sigue sin imponer a Marruecos la obligación de abrir el territorio a las misiones de observación. Mientras tanto, el espacio cívico se estrecha, las manifestaciones pacíficas son reprimidas y las defensoras saharauis de derechos humanos son objeto de acoso y violencia sistemática.
Una advertencia jurídica al Consejo de Seguridad
Ghali reprocha a la Secretaría de Naciones Unidas el hecho de incluir información procedente de instituciones marroquíes, como el Consejo Nacional de Derechos Humanos de Marruecos, en los informes oficiales. “Marruecos es una potencia ocupante”, recuerda, y por tanto, sus informes “no pueden considerarse válidos ni citarse en documentos de la ONU”, pues constituyen una violación del estatus internacional del Sáhara Occidental como territorio no autónomo pendiente de descolonización, conforme a las resoluciones 34/37 (1979) y 35/19 (1980) de la Asamblea General.
El líder saharaui advierte, además, de los riesgos de un lenguaje diplomático que diluye la responsabilidad internacional. La ONU, insiste, no puede comportarse como una agencia inmobiliaria que redistribuye tierras, sino como un órgano garante del derecho internacional. Cincuenta años después de la invasión marroquí de 1975, el problema no es la “duración del conflicto”, sino la falta de aplicación de las resoluciones que reconocen el derecho del pueblo saharaui a decidir libremente su destino.
Autodeterminación: la única base legítima para la paz
La carta culmina reafirmando el compromiso del Frente POLISARIO con una solución pacífica, justa y duradera basada en el respeto al derecho de autodeterminación. Ghali recuerda que los dos únicos actores reconocidos por la ONU en este proceso son el Frente POLISARIO y el Estado ocupante marroquí, y que ninguna “tercera vía” —ni la autonomía marroquí ni los acuerdos bilaterales— puede sustituir el referéndum.
El dirigente saharaui anuncia también que el Frente POLISARIO está dispuesto a negociar directamente con Marruecos, de buena fe y sin condiciones previas, bajo los auspicios de las Naciones Unidas, y sobre la base de la “propuesta ampliada presentada el 20 de octubre de 2025”, que actualiza la iniciativa saharaui de 2007. “Hemos demostrado con hechos nuestro compromiso con la paz justa y duradera —concluye Ghali—, pero no aceptaremos nunca una paz sin justicia ni un silencio impuesto por la ocupación.”
Un mensaje a la comunidad internacional
La carta del Presidente saharaui no es una nota protocolaria: es un acto político mayor. A través de ella, el Frente POLISARIO exige a la ONU que abandone la ambigüedad cómplice, que restaure la legalidad internacional y que asuma su responsabilidad ante el pueblo saharaui, que lleva medio siglo resistiendo al colonialismo.
El mensaje es claro y urgente:
“Ha llegado la hora de que las Naciones Unidas asuman sus responsabilidades hacia el Sáhara Occidental y permitan a nuestro pueblo ejercer su derecho inalienable a la autodeterminación y a la independencia”.
Ese derecho no prescribe. Y mientras el Consejo de Seguridad siga actuando como mediador de intereses y no como garante de la ley, el conflicto del Sáhara Occidental seguirá siendo —como recuerda la carta— una herida abierta en la conciencia de las Naciones Unidas.