Abstenciones de Rusia y China en el Consejo de Seguridad: Marruecos fabrica victorias diplomáticas imaginarias

Abstenciones de Rusia y China en el Consejo de Seguridad: Marruecos fabrica victorias diplomáticas imaginarias

Análisis crítico a partir de las declaraciones de Nasser Bourita y de las posiciones oficiales de Moscú y Pekín

Las declaraciones del ministro marroquí de Asuntos Exteriores, Nasser Bourita, tras la adopción de la resolución 2797 (2025) del Consejo de Seguridad de la ONU —que prorrogó el mandato de la MINURSO hasta octubre de 2026— son un ejemplo paradigmático de cómo Rabat intenta convertir silencios o posiciones neutrales en aparentes adhesiones políticas al plan de ocupación del Sáhara Occidental. Al afirmar que las abstenciones de Rusia y China en la votación son fruto de la “intervención directa del rey Mohamed VI” y reflejo del reconocimiento a la “neutralidad de Marruecos” en la guerra de Ucrania, Bourita construye un relato que no se sostiene a la luz de los hechos ni de las declaraciones oficiales de las dos potencias mencionadas.

1. La resolución 2797 (2025): un apoyo dividido

El 31 de octubre de 2025, la resolución 2797 fue aprobada con once votos a favor, tres abstenciones (Rusia, China, Pakistán) y ningún voto en contra. Si bien Rabat celebra este resultado como una prueba más del “liderazgo internacional” del monarca, ignora un principio básico de la diplomacia: las abstenciones NO son apoyos. Expresan dudas o desacuerdos, ya sea con la redacción del texto, con el proceso de negociación o con su orientación política.

En el caso del Sáhara Occidental, tanto Rusia como China han reiterado públicamente su distancia respecto de cualquier solución que no garantice expresamente el derecho inalienable del pueblo saharaui a la autodeterminación. Así lo afirmó la delegación rusa meses atrás: «La Federación de Rusia apoya una solución mutuamente aceptable por las partes, basada en las resoluciones del Consejo de Seguridad y el derecho a la autodeterminación del Sáhara Occidental». No hubo, ni hay, ninguna referencia al plan de autonomía marroquí.

2. Rusia: una abstención crítica, no una alianza con Rabat

Contrariamente a lo que sugirió Bourita, Rusia no actuó por gratitud hacia Marruecos ni en función del conflicto en Ucrania. Ya en votaciones previas (2022, 2023, 2024), Moscú se abstuvo alegando motivos similares: falta de equilibrio en la redacción de las resoluciones y uso político del texto para favorecer una posición determinada —en este caso, la de Marruecos.

Bourita habló de “conversaciones directas entre el rey Mohammed VI y el presidente Putin” como causantes de la abstención rusa, pero la misión permanente de Rusia ante la ONU no ha hecho referencia a ese supuesto intercambio. Más bien, ha insistido en que la resolución no tenía en cuenta de forma adecuada el estatuto legal del Sáhara Occidental como territorio no autónomo pendiente de descolonización.

3. China: la defensa del derecho internacional, no del plan marroquí

China ha mantenido de forma constante una posición de neutralidad activa frente al conflicto, basada en los principios de no injerencia y respeto del derecho internacional. En su explicación de voto del 31 de octubre de 2025, Pekín recalcó “la necesidad de alcanzar una solución justa, duradera y mutuamente aceptable”, al tiempo que lamentó que el texto “no reflejara suficientemente las posiciones de todas las partes implicadas”.

Como en el caso ruso, no hubo ni una sola mención al plan de autonomía ni un gesto que pudiera interpretarse como validación del proyecto marroquí. Atribuir a la abstención china una carga emocional, o presentarla como un “homenaje al rey Mohamed VI”, es una fantasía propia del aparato de propaganda marroquí, que intenta fabricar legitimidad interna ante la ausencia de reconocimiento real en la escena internacional.

4. El uso interno del discurso: propaganda para consumo doméstico

El objetivo de Bourita es nítido: convertir la neutralidad diplomática de dos potencias en un signo de influjo marroquí, enviando al mismo tiempo un mensaje tranquilizador al público interno, que observa con preocupación la creciente crítica internacional hacia la ocupación del Sáhara Occidental. Esta estrategia, como subraya el analista Belgacem Merbah, consiste en “transformar silencios en adhesiones, y reservas en insignias diplomáticas”.

Sin embargo, la realidad apunta en la dirección contraria: las abstenciones de Rusia y China confirman que la resolución 2797 no alcanzó un consenso pleno y que el intento de Estados Unidos, Francia y el Reino Unido por imponer un marco pro-marroquí ha encontrado serias resistencias, incluso entre miembros permanentes del Consejo.

5. Conclusión: un falso éxito que oculta el aislamiento diplomático

Lejos de ilustrar una victoria diplomática marroquí, las abstenciones rusas y china revelan que persisten dudas profundas sobre la orientación del proceso y sobre la validez del llamado “plan de autonomía” como solución definitiva al conflicto. La ausencia de un referéndum de autodeterminación, tal como establece la resolución 1514 (XV) de la Asamblea General de la ONU, sigue siendo un elemento central y no negociable para múltiples Estados y actores regionales.

La narrativa triunfalista impulsada por Bourita no logra ocultar la realidad jurídica: el Sáhara Occidental sigue siendo un territorio no autónomo pendiente de descolonización, y ninguna operación mediática podrá licuar esa verdad.

Origen: Les abstentions russe et chinoise au Conseil de sécurité : une lecture diplomatique dénuée des fantasmes marocains


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