Se cumplen ahora 50 años de un “totum revolutum” de acontecimientos que desembocaron en el abandono por parte de España de la que hasta entonces había sido su colonia en el norte de África, el Sahara Occidental (S.O.). La muerte de Franco, la marcha verde, el comienzo de la huida del ejército español, la firma del ilegal Acuerdo de Madrid (o Acuerdo Tripartito de Madrid), el comienzo de la guerra contra Marruecos y Mauritania y las primeras declaraciones internacionales como la Opinión Consultiva de la Corte Internacional de Justicia, emitida el 16 de octubre de 1975 hacen que ese año, 1975, dejara sobre el tablero geopolítico un cúmulo de incógnitas que -entre fracasos, dudas y traiciones- aún no se ha despejado.

Los fracasos se han materializado ininterrumpidamente desde 1975. El propio Acuerdo de Madrid fue un fracaso jurídico, diplomático y estratégico. Fue un duro golpe a la escasa credibilidad de España a nivel internacional e instaló un contencioso que aún no se ha resuelto. En el pódium encontraríamos la estructural incapacidad de las Naciones Unidas y sus distintos secretarios generales y enviados especiales en el asunto del contencioso saharaui. La esclerotización de la ONU, su imposibilidad de dar respuesta a sus propias resoluciones, y no haber realizado el referéndum de autodeterminación contemplado como salida lógica fundamentada en el derecho internacional, arrastran a la MINURSO (Misión de Naciones Unidas para el Referéndum del Sahara Occidental) en ese fracaso colectivo.

También han sido 50 años de dudas, frutos de complejos, debilidades y temores. Y esas las han tenido fundamentalmente los distintos gobiernos de España

No cabe duda de que la Unión Europea no se escapa del fracaso al haber incumplido flagrantemente sus propios Tratados en las relaciones comerciales y Económicas que la Comisión estableció con Marruecos como así lo ha sentenciado el Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Lo grave es que todo indica que se pretende seguir profundizando en el error, como ha recogido la prensa recientemente.

Finalmente, la actitud de Mauritania supuso otro fracaso al justificar el ilegal Acuerdo de Madrid y al embarcarse junto con Marruecos en una guerra contra el Frente Polisario de la que salió escaldada, pero que fortaleció la posición de dominio y ocupación militar y policial marroquí.

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Carmelo Barrio Baroja es diputado del Partido Popular