Todo comenzó hace 20 años, cuando afrontaron el mantenimiento de la flota de camiones que distribuyen alimentos a la población refugiada saharaui. Desde entonces, la Asociación de Trabajadores y Técnicos sin Fronteras (ATTsF) ha asumido nuevas responsabilidades en lo referente a la logística para el acceso a alimentación, agua y saneamiento. Actualmente, cuenta con un total de 69 camiones para las labores de mantenimiento y reparación –16 que distribuyen alimentos, 28 cisternas de agua, 16 camiones para retirar residuos y el resto son vehículos de apoyo– y 150 profesionales de distintas ramas que apuestan por escuchar y ayudar en una crisis humanitaria cada vez más silenciada.

En 2019, ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, les solicitó que se encargaran de la flota de camiones que recogen la basura y las cisternas que distribuyen la mitad del agua potable que se consume en los campamentos”, cuenta Eduardo Irigoyen, director de ATTsF. A través de las instalaciones de talleres centrales en dos de los campamentos más poblados y de la vocación de los trabajadores y voluntarios para ofrecer soluciones técnicas, se incrementó la confianza y, en 2023, ACNUR les encomendó la tarea de mantenimiento y reparación de la red de tuberías de Auserd: “Son 38 kilómetros de cañerías que se disponen en más de 600 puntos de distribución comunitarios. El agua llega a unas fuentes y cada una de las viviendas conecta por turnos sus manguera y cargan sus depósitos de agua”, explica. Asimismo, ese mismo año comenzaron con un proyecto de recogida, reciclaje y disposición de residuos contaminantes. “Empezamos con los que nosotros mismos generamos. Recogemos todo lo que nosotros producimos –chatarra, ruedas, aceites, etc.– y, si no lo podemos reutilizar, lo aprovechamos como muros de protección para huertos comunitarios o para distinguir las vías peatonales de las carreteras. También hemos llegado a acuerdos con las empresas argelinas para que se lleven la basura a las plantas de tratamiento de Argel”, comenta.

Todas estas acciones solidarias configuran la esencia de la asociación. Sin embargo, a pesar del esfuerzo que los trabajadores y voluntarios realizan durante todo el año, no siempre es suficiente. Por ello, este año, la iniciativa Logística para el acceso a alimentos, agua, y saneamiento para la población refugiada saharaui ha recibido una financiación por parte de la Fundación Caja Navarra a través del proyecto Inolvidables, cuyo objetivo es reinformar a la sociedad acerca de las crisis mundiales aún latentes de las que apenas se habla. “Aunque tengamos 28 cisternas, en verano no nos llegan. Por eso, este proyecto nos ha permitido reforzar nuestro sistema para responder. De hecho, este año se ha sufrido menos sed en los campamentos porque se ha podido poner en marcha más flota”, señala.

En ese sentido, Irigoyen reconoce que una de las claves para mejorar la eficiencia de este trabajo tiene que ver con la implementación de herramientas tecnológicas para mejorar la red de cooperación y logística. “Por ejemplo, a través de un sistema de tracking hacemos un seguimiento de los vehículos vía satélite y podemos realizar un seguimiento de las rutas que hace cada camión, la velocidad de circulación o el riesgo de conducción”, comenta. Por otro lado, todos los trabajadores cuentan con un código QR que se ha instalado en los almacenes para llevar un control efectivo del material que entra y sale de este espacio. “Todo esto te permite realizar niveles de gestión de información y recursos mucho más precisos”.

La crisis del agua

De acuerdo con un último estudio realizado por ACNUR, los estándares de suministro de los campamentos refugiados se encuentra por debajo de los 20 litros/persona al día, lo que significa que la población saharaui se encuentra por debajo del nivel mínimo para situaciones de emergencia. “Estos números se manejan normalmente después de un terremoto o, por ejemplo, tras un desastre como la DANA. Sin embargo, en los campamentos sobreviven a esta situación desde hace casi 50 años”, denuncia.

Un trabajador llena un depósito de agua que se va a distribuir entre la población.

Un trabajador llena un depósito de agua que se va a distribuir entre la población.

 Dajla era el único campamento que sí llegaba a estos estándares “ultrabásicos”, pero, tras las inundaciones ocurridas en septiembre de este año, “estamos en una situación de emergencia sobre emergencia”, sentencia. En ese sentido, el director de ATTsF agradece que desde el proyecto Inolvidables redirigieran una parte de los recursos para el apoyo logístico a estas inundaciones. “Nos permitieron pagar a los chóferes que estaban repartiendo agua y comida porque no se podía acceder con los camiones o el alquiler de todoterrenos”. Actualmente, Dajla continúa en una fase de recuperación; “muchas viviendas están totalmente destruidas y hay que reubicar a la población”. Se trata de una desgracia más para la lista de los motivos que están destruyendo los ánimos de la población saharaui. Con todo, “la esperanza es lo último que se pierde, pero les cuesta mucho entender el abandono. Les duele sentir el olvido, ver que la gente ya no les acompaña en el plano emocional. Y por eso tratamos de estar siempre para ellos”, concluye.