Por DavidBM
Bilbao, 20 de septiembre de 2025. Esta mañana, mientras en el centro de Bilbao decenas de medios de comunicación se agolpaban para cubrir una concentración en apoyo al pueblo palestino, apenas a unos minutos de allí, frente al Consulado de Marruecos, la Diáspora Saharaui en Euskadi realizaba su propia protesta… en soledad. Ni cámaras, ni micrófonos, ni siquiera la presencia rutinaria de la Policía. Una concentración fantasma para un conflicto igualmente silenciado.
El acto no fue improvisado: coincidía con la conmemoración de los 50 años de la Convención para la Unidad Nacional, celebrada en Ain Ben Tili (Sáhara Occidental), donde el Frente Polisario sentó las bases de la lucha por la independencia, bajo el liderazgo de sus primeras figuras políticas. Allí se trazó un plan político y económico que soñaba con una república soberana, truncada meses después por la invasión marroquí y la retirada de las tropas españolas. Medio siglo después, el sueño sigue secuestrado.
Los manifestantes leyeron un comunicado en el que denunciaron que la aspiración saharaui a la independencia sigue bloqueada por la ocupación marroquí, por un conflicto bélico desigual y por la complicidad internacional. En su mensaje, cargaron especialmente contra el “inesperado giro del Gobierno español”, al apoyar el plan expansionista del “Gran Marruecos”, un proyecto político que no solo vulnera el Sáhara Occidental, sino que también amenaza la integridad territorial de Argelia, Mauritania e incluso Malí.
La crítica fue directa: “El régimen de ocupación marroquí sigue pisoteando impunemente la legalidad internacional gracias a la pasividad de los Estados que lo legitiman”. La diáspora denunció también el cambio de postura del Ejecutivo español, al que acusan de traicionar su propia historia, y exigieron que recupere “el sendero de la legalidad internacional del que nunca debió salir”.
Lo paradójico de la mañana quedó en evidencia: dos concentraciones simultáneas en Bilbao -una por Palestina, otra por el Sáhara- con coberturas muy distintas. Mientras la primera acaparaba focos, la segunda se quedaba en un silencio que refleja la jerarquía mediática de las causas. Una invisibilidad que duele más cuando se recuerda que el Sáhara fue colonia española y que España sigue siendo, jurídicamente, la potencia administradora del territorio.
La conclusión del manifiesto fue tajante: “Pedimos que España se aparte del camino de la traición y que reconozca el derecho a la autodeterminación e independencia del pueblo saharaui”. Y en la calle, en medio de un Bilbao ensordecido por la indiferencia, el grito resonó sin cámaras que lo inmortalizaran.
Origen: La causa saharaui grita en Bilbao, pero nadie la escucha