Llegó un día, allá por el año 2011, y se quedó para siempre. Sin él, el Bubisher no sería lo que hoy es.
Hassana fue la fuerza y la determinación para que se construyera el primer Nido en Smara. Construyó junto con Skeirit las bibliotecas de Bojador, Dajla, y la nueva de Ausserd. Buscó a los mejores conductores, arregló averías. Y cuando surgió algún problema con las autoridades, ahí estaba Hassana, para reparar el diálogo, para sembrar entendimiento y razón.
En estos días de fin de otoño ha hecho las necesarias reparaciones en las cuatro bibliotecas, duramente golpeadas por el peor clima del desierto; ha cambiado las ruedas de los bibliobuses y no ha parado hasta subsanar las averías que dificultaban su correcto rodaje por las pedregosas vías que unen las bibliotecas con las dairas.
Hassana está detrás de cada bibliotecaria saharaui y de cada monitor para que los sueldos lleguen el primer día de cada mes, para que cada factura sea debidamente pagada.
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