Se cierra el décimo curso del Bubisher. El de las mil miradas. El de la inauguración de la Biblioteca de Dajla. Y el de mucho trabajo bien hecho por los bibliotecarios, monitores y guardianes saharauis
En el silencio ordenado de las bibliotecas, queda impresa la labor impagable de los voluntarios, la colaboración de tantos colegios y la solidaridad de cientos de niños y niñas de toda España. Bajando de la luna hasta miles de hogares, El niño de luz de plata. Apoyando el proyecto como si de una viga maestra se tratara, la aportación de los socios. Y en el horizonte, septiembre. Un nuevo curso, la necesidad imperiosa de un bibliobús para Smara, el deseo de dotar a Auserd de una nueva biblioteca en la que quepan todos los lectores que la frecuentan, en la que la arena no ciegue las ventanas; la posibilidad de seguir manteniendo los puestos de trabajo de los bibliotecarios y guardianes saharauis
Hoy, la luz de las bibliotecas y de todo lo que en ellas se ha vivido, nos permite pensar que toda meta abre nuevos caminos, hacia los que iremos con la misma ilusión del primer día, con la fuerza que entre todos le imprimís al Proyecto Bubisher.
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