EE. UU. recula y Marruecos vuelve a quedar solo con su “plan de autonomía” – Victoria G. Corera

EE. UU. recula y Marruecos vuelve a quedar solo con su “plan de autonomía” – Victoria G. Corera

Durante semanas, Rabat dio por hecho que contaba con el respaldo incondicional de Washington para imponer en el Consejo de Seguridad su conocida tesis del “plan de autonomía” como única vía para resolver el conflicto del Sáhara Occidental. Los medios próximos al majzén hablaban incluso de un texto “cerrado” que convertiría esa propuesta marroquí en el único marco de negociación posible. Sin embargo, la maniobra ha terminado en fracaso: la administración estadounidense, presionada por varias capitales europeas y africanas, se ha visto obligada a retirar o reformular su proyecto de resolución ante el riesgo de un veto inmediato por parte de Rusia y China.

El giro norteamericano confirma que la pretendida “batalla diplomática ganada” por Marruecos era una ficción. El intento de consagrar la “autonomía” como única solución “realista y duradera” no solo chocó con el derecho internacional y con el principio de autodeterminación, sino también con la resistencia de una comunidad internacional cada vez más crítica con los excesos de Washington tras su papel en la guerra de Gaza. Ningún Estado con voz propia en el Consejo de Seguridad parece dispuesto a avalar otra vez una imposición contraria a la legalidad internacional.

Según fuentes diplomáticas, el nuevo borrador estadounidense rebaja el tono y devuelve el texto al punto muerto habitual: el plan marroquí se menciona apenas como una “de las posibles soluciones”, junto con la necesidad de alcanzar “un arreglo político justo, duradero y mutuamente aceptable”. En otras palabras, el Consejo vuelve al statu quo, a un equilibrio retórico que no reconoce ninguna soberanía marroquí sobre el territorio, pero que tampoco impulsa una solución efectiva.

Este revés es un golpe directo al discurso triunfalista de Rabat, que había intentado presentar el apoyo estadounidense como irreversible desde el reconocimiento unilateral de Trump en 2020. Hoy, sin embargo, el régimen marroquí se encuentra más aislado que nunca, sin el consenso internacional que soñaba y enfrentado a un contexto diplomático mucho más adverso. Las grietas son evidentes: Europa ya no acompaña con entusiasmo esa política, África refuerza su solidaridad con la República Saharaui y, dentro del propio Consejo, ni siquiera Washington puede imponer su línea sin riesgo de ridículo.

Lejos de anunciar un cambio de fondo, esta retirada revela la fatiga estructural del sistema de Naciones Unidas, incapaz de afrontar con valentía un proceso de descolonización bloqueado desde hace décadas. Cada año se renueva el mandato de la MINURSO sin avances reales, mientras Marruecos sigue ocupando ilegalmente el territorio y reprimiendo a la población saharaui bajo la mirada indiferente de las grandes potencias.

En definitiva, el episodio confirma dos cosas: primero, que el plan de autonomía marroquí no tiene respaldo jurídico ni internacional real, pese a la propaganda; y segundo, que la causa saharaui sigue resistiendo gracias a su legitimidad y al peso del derecho internacional. La “bofetada diplomática” que Trump acaba de dar —quizá sin querer— al régimen de Rabat demuestra que ningún imperio puede imponer indefinidamente la mentira de una soberanía inexistente sobre el Sáhara Occidental.

Plataforma «No te olvides del Sahara Occidental»


Descubre más desde

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.