España continúa dando muestras de discriminación institucional en materia migratoria. ¿Cómo es posible que se deniegue el asilo a trece jóvenes, con estatus de refugiados según el Derecho Internacional, y prácticamente al día siguiente se les devuelva al desierto en el que viven en situación precaria y con una ayuda internacional cada vez más escasa? La respuesta es sencilla y no por ello menos terrible: son saharauis.
No quieren lujos, ni vidas de Tik Tok, ni sueñan con Eurovisión… solo quieren ser dueños de sus propias vidas y no que éstas sean devoradas por el vacío del desierto, dónde el futuro se extingue a bocados del presente. https://t.co/roR97yJMaK vía @publico_es #SaharaOccidental
— David Bollero (@dbollero) May 16, 2022
El episodio lo acabamos de vivir estos días en el aeropuerto de Barajas y, de nuevo, España antepone otros intereses a los Derechos Humanos. Dar la protección pedida a estos jóvenes supondría soliviantar a Mohamed VI, un lujo para el rasero moral de Pedro Sánchez. Mientras a las personas refugiadas de Ucrania se les pone todo tipo de facilidades, nunca antes vistas ni siquiera con quienes huían de una guerra aún más atroz como fue la de Siria, a estos jóvenes saharauis se les devuelve al desierto del Sáhara, donde el futuro se extingue a bocados del presente.
Origen: El Gobierno de la discriminación institucional – Posos de anarquía