
El nombre del grupo, Tuiza, significa “cooperativa” o “cooperación” en hassanía, y refleja el espíritu de unión entre mujeres que lo impulsa. Estas jóvenes, aunque no tienen raíces saharauis, han adoptado esta cultura como propia por convicción y solidaridad. Han estudiado sus movimientos, vestimenta y ritmos con entrega, guiadas a distancia por la reconocida bailarina saharaui Badía, afincada en Bilbao. Gracias a clases online impartidas por ella, el grupo aprendió los secretos de la danza saharaui, superando las barreras geográficas mediante la tecnología. Durante su actuación, rindieron un emotivo homenaje a Badía, reconociéndose como maestra e inspiración, y agradeciéndole por sembrar en ellas esta pasión y responsabilidad cultural.
“Como el pueblo saharaui no puede estar físicamente presente en Argentina, sentimos que somos sus embajadoras culturales”, señalaron las integrantes de Tuiza. Y anoche lo demostraron con una danza que no solo cerró el acto, sino que llenó la sala de belleza, color y resistencia. Fue el broche festivo de un encuentro que, además de político y periodístico, fue profundamente humano.
La clausura de la conferencia también estuvo marcada por otras intervenciones artísticas de gran sensibilidad. Al inicio del acto, la cantante Yamila Cafrune ofreció una interpretación musical cargada de emoción. Más tarde, tuvo lugar un vertical poético a cargo de la Internacional de Escritores Insurgentes, representada por Milagros de Sefair y Noemí Duranti, cuyas voces resonaron con fuerza y compromiso. Durante el intermedio, la cantante Débora Infanti volvió a llenar el espacio con música y calidez.