Pedro Sánchez asegura que el Gobierno tiene una “nueva política migratoria coherente”. Lo ha afirmado durante una entrevista radiofónica esta mañana en Cadena SER, entendiendo que entre acoger al Aquarius y realizar devoluciones en caliente a Marruecos, dejando a su suerte, incluso, a quienes podrían haber solicitado asilo, hay una misma lógica. Sencillamente, insostenible.
El presidente del Gobierno se ha dado de bruces con la lógica más esencial. No puede defender que su Ejecutivo es uno preocupado por el respeto por los Derechos Humanos (DDHH) y, al mismo tiempo, mirar para otro lado cuando se abandona en el desierto a quienes fueron devueltos en caliente por las autoridades españolas. Sólo hay una manera de hacerlo, como de hecho ha hecho: asegurando que “Marruecos es un país seguro”. ¿Lo es?