El presidente del Gobierno vuelve a dar la callada por respuesta en el Congreso a todas las preguntas sobre su giro unilateral respecto al Sáhara Occidental. Nada se sabe ni se sabrá
El giro unilateral del presidente del Gobierno respecto al Sáhara Occidental, del que acaba de cumplirse un año, va camino de convertirse en el gran agujero negro de la era Sánchez. Uno en el que toda pregunta se pierde, sin respuesta, sin explicación alguna, fruto de un pacto de silencio inquebrantable. Da igual que las hagan Unidas Podemos, socios como ERC o Bildu o la oposición. El resultado es siempre el mismo: silencio.
En su comparecencia de este miércoles en el Congreso, el líder del Ejecutivo volvió a dar la callada por respuesta a todas y cada una de las incógnitas sin resolver que le plantearon los portavoces parlamentarios. Desde Cuca Gamarra a Aitor Esteban, pasando por Inés Arrimadas, Jon Iñarritu, Santiago Abascal y hasta Enrique Santiago, este último de Unidas Podemos.
Algo a lo que todos ellos ya están acostumbrados, porque en estos 13 meses ni Sánchez ni su ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, han contado públicamente qué hay detrás del reconocimiento del plan de autonomía marroquí para la antigua colonia española, del que ni siquiera Felipe VI estaba al corriente, como desveló este periódico. Ni si tiene algo que ver la información sustraída del teléfono del presidente a través del sistema de espionaje Pegasus.
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