El País reescribe el conflicto del Sáhara: entre la “autonomía” impuesta y el olvido del derecho internacional

El País reescribe el conflicto del Sáhara: entre la “autonomía” impuesta y el olvido del derecho internacional

Comentario sobre el artículo “El Sáhara Occidental afronta una votación decisiva en la ONU” (El País, 29/10/2025)

Por la Plataforma “No te olvides del Sáhara Occidental”

El diario El País ha publicado un artículo titulado “Tras años de olvido de la comunidad internacional, el Sáhara Occidental afronta en Naciones Unidas una votación decisiva”, que refleja con claridad el enfoque dominante en ciertos medios occidentales: la idea de que la “única salida posible” al conflicto sería la aceptación del plan marroquí de autonomía bajo soberanía de Rabat, en detrimento del derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui, reconocido por la ONU desde hace casi medio siglo.

El texto parte de una premisa significativa: “Estados Unidos presiona al Consejo de Seguridad para que se acepte por primera vez el plan de autonomía dentro de Marruecos como única salida al conflicto”.
Con ello, El País asume como hecho legítimo una presión diplomática que en realidad supone un intento de sustituir el marco jurídico internacional por un arreglo político impuesto, vulnerando las resoluciones 1514 (XV) y 1541 (XV) de la Asamblea General, la opinión consultiva de la Corte Internacional de Justicia de 1975 y las sentencias del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que reiteran que Marruecos no tiene soberanía sobre el territorio.


El relato de “la autonomía como única opción”

Según el artículo, Washington busca transformar “la realidad consumada sobre el desértico terreno en norma de rango internacional”. Esta frase sintetiza la narrativa de la normalización de la ocupación: lo que en derecho internacional constituye una violación —la anexión de un territorio no autónomo— se presenta como una “realidad política” que debería ser legalizada.

El texto añade que “el borrador rompedor” estadounidense elimina por completo la referencia a la autodeterminación y plantea la autonomía como única salida, una redacción que rompe con tres décadas de lenguaje acordado en las resoluciones del Consejo de Seguridad. El propio medio reconoce que “ya no se invoca la autodeterminación como solución al contencioso”, lo que supone una ruptura sin precedentes del consenso jurídico sobre la descolonización del Sáhara Occidental.

La postura estadounidense, sostiene El País, ha encontrado el respaldo inmediato de Francia y el Reino Unido, así como de España, “en favor de la fórmula marroquí de autonomía”.
Este alineamiento evidencia, una vez más, el abandono de la responsabilidad histórica y jurídica de España como potencia administradora de iure, en favor de una política de complacencia con el ocupante.


Trump, la diplomacia de la presión y la continuidad del giro pro marroquí

El artículo recuerda que el “primer gran vuelco” en la cuestión del Sáhara se produjo cuando Donald Trump reconoció la soberanía de Rabat sobre el territorio, decisión unilateral que contradice el derecho internacional y que, sin embargo, no ha sido revertida por su sucesor.
La pieza añade que el actual enviado especial estadounidense para Oriente Próximo, Steve Witkoff, declaró recientemente en CBS: “Estamos trabajando con Marruecos y Argelia y creemos que será posible un acuerdo de paz entre ambos países en los próximos 60 días.”

Esta afirmación, presentada sin análisis crítico, implica una peligrosa asimilación del conflicto del Sáhara Occidental a una disputa entre Estados —Marruecos y Argelia—, negando su verdadera naturaleza: un proceso de descolonización inconcluso entre una potencia ocupante y un pueblo colonizado.

Para el Frente Polisario, el borrador estadounidense supone “una desviación muy peligrosa y sin precedentes de los principios del derecho internacional”. Sin embargo, El País presenta esta reacción como una simple postura “contraria” o “refractaria” a las “nuevas realidades políticas”, diluyendo el hecho de que lo que está en juego no es una diferencia de criterio, sino el desmantelamiento de un marco jurídico internacional que protege el derecho de los pueblos a la libre determinación.


La resistencia de Argelia y el boicot posible

El artículo confirma que Argelia, miembro no permanente del Consejo de Seguridad, “ha amenazado con boicotear la votación si se mantiene la tesis de la autonomía como única salida”.
Esta mención, breve pero significativa, muestra que no todos los actores aceptan el chantaje diplomático de Washington, y que la diplomacia argelina —junto con Rusia y China— sigue siendo el principal contrapeso a la agenda de legitimación de la ocupación.

El texto añade que las “negociaciones de última hora en la sede de la ONU” buscan suavizar el lenguaje del proyecto antes de someterlo a votación, lo que confirma que la votación llega en un contexto de fuerte tensión y de fractura interna en el Consejo de Seguridad.


El recorte del mandato de la MINURSO: otra forma de presión

Otro elemento central del artículo es la propuesta estadounidense de reducir el mandato de la MINURSO a solo tres o seis meses, en lugar del tradicional periodo anual.
El objetivo, según El País, sería “acelerar el proceso de discusiones políticas”. En la práctica, se trata de un mecanismo de presión sobre el Polisario y sobre Argelia, diseñado para forzar la aceptación de la autonomía como único marco de negociación.

La MINURSO, creada en 1991 para organizar un referéndum de autodeterminación, sigue sin cumplir su mandato original. El artículo recuerda que el censo quedó bloqueado “hace más de dos décadas por desavenencias entre las partes”, pero omite un hecho clave: fue Marruecos quien saboteó el proceso de identificación al rechazar los resultados de la Comisión de la ONU.


Los números de la ocupación y el espejismo del “consenso internacional”

En su tramo final, el texto de El País intenta reforzar la tesis de la “irreversibilidad” del control marroquí señalando que “más de 120 países respaldan el plan de autonomía de Marruecos” y que “tres decenas de Estados han abierto consulados en el Sáhara Occidental”.
Sin embargo, el propio artículo admite que 84 países —en su mayoría africanos— reconocen a la República Árabe Saharaui Democrática, y que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha reconocido al Frente Polisario como “representante del pueblo saharaui”, negando la soberanía marroquí sobre el territorio y anulando los acuerdos comerciales UE–Marruecos aplicados al Sáhara.

La supuesta “mayoría internacional” es, por tanto, una ficción diplomática construida a base de clientelismo y complicidad económica, no un reconocimiento jurídico. Ninguna resolución de la ONU ni de la Unión Africana ha avalado jamás la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental.


Conclusión: entre la propaganda y el derecho internacional

El artículo de El País ilustra, una vez más, cómo parte de la prensa española reproduce sin cuestionamiento la narrativa del Makhzen y de Washington, presentando el plan de autonomía como “realista” y “única vía posible”, mientras silencia la legalidad internacional y la voz del pueblo saharaui.

A pocos días del 50º aniversario de la Marcha Verde, la maniobra diplomática de Estados Unidos pretende transformar la ocupación en “solución de paz”, bajo el silencio cómplice de los mismos Estados que en 1975 entregaron el Sáhara Occidental sin referéndum, sin mandato y sin vergüenza.

Frente a esa deriva, el Frente Polisario mantiene su propuesta ampliada de solución política registrada ante Naciones Unidas (S/2025/664), que reafirma la única vía legítima: un referéndum libre y supervisado por la ONU que permita al pueblo saharaui ejercer su derecho a decidir entre independencia o integración.

En un momento en que El País habla de “realismo” y “equilibrios diplomáticos”, la realidad más tozuda sigue siendo el derecho: el Sáhara Occidental continúa siendo un territorio ocupado y pendiente de descolonización.

Origen: El Sáhara afronta un voto decisivo en la ONU en vísperas del 50º aniversario de la Marcha Verde


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