Marruecos invadió el Sáhara Occidental con la Marcha Verde en 1975, ayudado por EEUU y Francia. Al año siguiente, España, estado colonizador hasta entonces, decide abandonar el Sáhara y desentenderse. Para forzar la redención, Marruecos asesina, viola, encarcela, tortura y envenena los suministros de agua, por lo que miles de personas huyen para sobrevivir. Comienza el éxodo del pueblo saharaui por el desierto en un pasaje casi bíblico, hasta asentarse en medio de la nada y permanecer en situación de espera. El regreso a casa es su «Tierra Prometida», pero la gente más mayor baja la mirada entre lágrimas cuando reconoce que no vivirán ese momento.

Pude presenciar el 16 Congreso del Frente Polisario, y en un descanso me acerqué a Bazu, un chico joven vestido de militar para preguntarle con qué soñaban los niños y las niñas pequeñas. No se lo pensó: «Todos soñamos con la libertad. Desde que naces sabes por qué estás aquí». Al rato, otro chico me advirtió: «Cuando llegues a España, di que aquí solo hay dos opciones: o ganamos esta guerra o el Sáhara Occidental se convertirá en un cementerio». Estaba expresando, aunque con otras palabras, el lema del Frente Polisario: toda la patria o el martirio.

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