El 8 de mayo de 2023 el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, se reunió en Moncloa con Pedro Sánchez para tratar diversos temas, entre los que surgió la situación del Sáhara Occidental sin que se informara desde Moncloa del contenido de la conversación.

Previamente, en octubre de 2022 Brahim Ghali, secretario general del Frente Polisario, había enviado a António Guterres una carta en respuesta al informe que el secretario general de la ONU presentó el 3 de octubre y en el que recomendaba prorrogar el mandato de la MINURSO en el conflicto del Sáhara Occidental por otro año más.

En dicha carta, Brahim Ghali deplora profundamente el silencio cómplice e injustificable de las Naciones Unidas de su deber de responsabilizar a Marruecos por las consecuencias de su incumplimiento del alto el fuego y de la violación y ataque de derechos humanos, recordándole que Marruecos trasladó sus fuerzas armadas a la franja de seguridad de Guerguerat en los Territorios Saharauis Liberados para atacar a los civiles saharauis que protestaban pacíficamente.

Brahim Ghali expone que las fuerzas de ocupación marroquíes han estado utilizando todo tipo de armas, incluidos los vehículos aéreos no tripulados, para asesinar cruelmente. En los últimos dos años, las estimaciones indican que 24 civiles, incluido un joven de 15 años, han muerto y otros tantos han resultado heridos por ataques de drones marroquíes. El ataque deliberado a civiles y bienes de carácter civil constituye un crimen de guerra conforme al Estatuto de la Corte Penal Internacional, y una violación de las normas del derecho internacional humanitario aplicables en los conflictos armados internacionales.

El ataque a la población civil, su traslado forzoso y los actos o amenazas de violencia dirigidos a sembrar el terror, suelen ser el recurso de las potencias invasoras para someter, contener y controlar a la población, al igual que ocurrió tras la invasión de Timor Oriental por parte del régimen indonesio de Suharto.

La violencia de las potencias invasoras

La ocupación de Timor Oriental por Indonesia dio como resultado masacres de timorenses. Centenares de aldeas fueron destruidas por los bombardeos del ejército indonesio. En el Sáhara Occidental, de igual forma, en febrero de 1975, Marruecos bombardeó los campamentos de Amgala y Tifariti, crímenes que provocaron la huida de la población a Argelia fundándose los campamentos de refugiados. El 8 de noviembre de 2010 se produjo el ataque por las fuerzas marroquíes del campamento de Gdeim Izik, en el que se utilizaron helicópteros, camiones y armas de fuego contra los civiles. Actualmente Marruecos recurre al uso de los vehículos aéreos no tripulados.

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