ECS. Madrid. | En este saliente mes de Mayo, Marruecos ha dirigido sendos ataques diplomáticos contra España y Alemania, además de iniciar confrontación con otras capitales como Pretoria, Teherán, Nuakchott y Argel. La conducta hostil desplegada ante Berlín y Madrid no tiene precedentes.
Tras el rechazo internacional que hundió a Marruecos por la declaración de Trump reconociendo su soberanía sobre partes del Sáhara Occidental, éste introdujo a Marruecos en un pozo sin fondo del que solo ha obtenido aislamiento. Una vez fallada la estrategia de implicar a la comunidad internacional en su ilegalidad invasora, pretende lograrlo ahora por la vía del chantaje recurriendo a métodos propios de »dictaduras abyectas», como dijeron varios cargos europeos y el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores.
La presión migratoria y el terrorismo han vuelto al escenario como bazas habituales de la diplomacia marroquí, éste último usado en doble sentido: contra el Frente Polisario para desacreditarlo y para presionar a Alemania, que según apunta los medios, Marruecos acaba de cancelar un megaproyecto de energía que había firmado con una multinacional alemana como represalia por la actitud del gobierno germano.
Este nerviosismo no se puede entender sino por la debacle que asola a Rabat. Aislado en África debido a su arrogancia y continua violación de los principios de la Carta fundacional de la UA. El panorama en Europa no es menos esperanzador, la Unión Europea rechazó en bloque la declaración de Trump e incluso Alemania organizó una sesión en el Consejo de Seguridad para tratar el conflicto saharaui. Por otro lado el Parlamento Europeo ha reconocido estar siguiendo las violaciones de derechos humanos que comete el régimen marroquí en los territorios saharauis ocupados e instado a la monarquía alauita a controlarse.
Sin embargo, la mayor preocupación de Marruecos reside en el recurso de anulación interpuesto por el Frente Polisario el año pasado contra la extensión del acuerdo comercial UE-Marruecos por incluir las aguas del Sáhara Occidental y los productos provenientes de las zonas ocupadas militarmente. Demanda que tuvo su audiencia el pasado Marzo y quedó vista para sentencia previsiblemente para finales de Junio.
Ahora, tras las audiencias del pasado Marzo ante el TJUE, éste órgano deberá tomar una decisión, la cual no podrá contradecir a su propio tribunal ya que anteriormente había señalado que el Sáhara Occidental es un territorio distinto y separado de Marruecos. Recientemente, se supo que el TJUE había cancelado las importaciones de productos originarios de los territorios palestinos ocupados apoyándose en una decisión del 2019. Es el mismo caso que el del Sáhara Occidental, incluso el mismo tribunal dijo en posteriores declaraciones que «Estos principios se aplicarían, por ejemplo, al Sáhara Occidental, que está ocupado por Marruecos.»
El fallo del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) de las próximas semanas (finales de junio) puede alterar la hoja de ruta de Marruecos en su estrategia expansionista para que se reconozca a nivel internacional su «soberanía» sobre el Sáhara Occidental. La Corte europea tendrá que determinar si Bruselas ha violado la ley al incluirse los productos procedentes de los territorios ocupados del Sáhara Occidental en el acuerdo de asociación con Marruecos, un asunto aparentemente de índole económica pero que puede tener un indudable calado político.
La envergadura de la sentencia radica en que el 91,5% del total de los ingresos de pesca que obtiene ilegalmente el Reino de Marruecos provienen de los caladeros del Sáhara Occidental, caladeros que la misma UE y TJUE consideran saharauis, de ahí la preocupación marroquí y su vandalismo diplomático de estas últimas semanas al aproximarse la fecha del fallo.