En este año que acaba de finalizar no se ha podido tampoco aplicar las resoluciones de las Naciones Unidas que prevén la autodeterminación del Sahara Occidental.
Este Territorio no autónomo pendiente de descolonización es el mayor y más poblado de los 17 que todavía existen para la ONU.
2022 además representó un paso más en el contrasentido e irresponsabilidad del gobierno español al respaldar sin rubor el supuesto proyecto autonomista marroquí para esta colonia, que un día fue considerada una provincia más de España, como el plan más realista para solucionar este conflicto.
Conflicto de descolonización provocado, no lo olvidemos nunca, por que España no cumplió sus compromisos adquiridos de que la población ejerciera su derecho a la autodeterminación, como sí que cumplió, unos años antes, con Guinea Ecuatorial.
Cientos de refugiados siguen esperando volver algún día a su tierra, pero mientras tanto malviven en la hamada argelina en unas condiciones pésimas.
Refugiados que el gobierno de Madrid presume de que las más importantes ayudas les provienen justamente de España.
Refugiados que no lo serían y que no deberían haberlo sido nunca, si precisamente España hubiera hecho lo que se comprometió hacer ante la ONU y el pueblo saharaui.
Un referéndum de autodeterminación.
Para eso no lo olvidemos, gastó miles de pesetas y recursos humanos para elaborar un censo lo más preciso.
Realizar un censo en la primera mitad de la década de los años 70 del siglo pasado para una población mayoritariamente nómada era una tarea ardua y casi imposible. Pero se consiguió.
Luego, la historia ya todos la conocemos muy bien.
Abandono, vergüenza y sumisión. Estos tres calificativos podrían definir muy bien las actitudes que los gobiernos de Madrid han tenido respecto al Sahara Occidental.
Abandono, por que literalmente, después de jurar y pre jurar que nunca abandonaría a los saharauis, así lo hizo, sin pudor ni vergüenza alguna.
“Al fin y al cabo, se trataba de cuatro moros”, como más de una vez me ha comentado con desprecio alguno que vivió esos momentos.
Se pueden consultar, por ejemplo, las actas de Radio Sahara de Radio Nacional de España que transcriben los comentarios que se emitían desde sus ondas, repitiendo a la población que España nunca los abandonaría jamás y menos los dejaría en manos de sus vecinos del norte a los que llegaba a calificar de crueles.
O las declaraciones de los diplomáticos españoles antes los organismos internacionales o de los miembros del gobierno.
Mientras tanto, otras actas, como las que redactó el embajador español Gamero, en Rabat, transcriben como el gobierno de Madrid se bajaba los pantalones ante el rey de Marruecos y se comprometía solemnemente a regalarle el Sahara Occidental.
Bajada de pantalones ante Marruecos que se irá repitiendo paulatinamente hasta el día de hoy y seguramente mañana, si no se cambia de rumbo.
Pero como afirma el gobierno de Madrid hay que cuidar las relaciones con Rabat y mantener buenas relaciones. ¿Pero a cualquier precio?
Eso sí, aunque sea a costa de la legalidad internacional y perjudicando las relaciones bilaterales con otro vecino y socio estratégico, como es Argelia.
Dr. Alberto Maestre Fuentes y su libro «Un Pueblo Abandonado». Un éxito editorial |
¿Qué consigue España ante esta actitud?
Nada.
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