Empresas francesas, y no españolas, han sido las adjudicatarias del segundo tramo -el primero lo obtuvieron en 2007- de la alta velocidad marroquí y de otros contratos por 10.000 millones
Faltan aún muchos detalles por concretar, pero de los anuncios hechos durante la visita queda claro que la francesa Egis construirá la extensión del tren de alta velocidad que unirá a Kenitra con Marrakech, unos 400 kilómetros por los que circularán entre 12 y 18 trenes fabricados por la francesa Alstom. Se desvanece así el sueño español de hacer esa obra. Quedarán restos del gran lote ferroviario que las empresas españolas CAF y Talgo tendrán que repartirse con sus competidoras.
Tras tres años de relación crispada, que empezó con las revelaciones del espionaje con Pegasus a Macron y su Gobierno, el presidente y el rey Mohamed VI han hecho las paces. Aún recientemente hubo momentos muy tensos, como cuando un diario, propiedad de Mounir Majidi, secretario particular del monarca, difamó a Macron varios días seguidos. También cuando Rabat rechazó con malas maneras la ayuda que París quería brindarle tras el terremoto que asoló el Atlas en septiembre de 2023.
Para sellar la paz, Macron tuvo, como en el caso del presidente Pedro Sánchez, que pasar por el aro del Sáhara Occidental. Francia fue el primer país que en 2007 dio su apoyo a ese sucinto plan de autonomía marroquí, pero ahora la Casa Real alauí que exigía que fuera más allá incluso que España, la potencia que colonizó ese desierto tan extenso como Gran Bretaña. Macron lo hizo el día de la Fiesta del Trono (30 de julio) y lo reiteró dos veces en Rabat, la última el martes durante su discurso ante el Parlamento marroquí.
“Para Francia, el presente y el futuro del Sáhara se enmarca bajo la soberanía de Marruecos”, declaró. Anunció además que Francia “acompañará a Marruecos en las instancias internacionales” para defender la “marroquinidad” del Sáhara. Ya lo hace en el Consejo de Seguridad de la ONU y en la Unión Europea, aunque ahora la resultará más difícil después de que su Tribunal de Justicia anulase, el 4 de octubre, los acuerdos de pesca y asociación con Rabat porque abarcan al Sáhara Occidental, que no forma parte de Marruecos.
No llegó a anunciar Macron, como había especulado la prensa marroquí, la apertura de un consulado de Francia en Dajla (antigua Villa Cisneros), la segunda ciudad del Sáhara. Tampoco prometió la construcción de una “ciudad nueva” en La Güera, la única aldea de la antigua colonia española que sigue en manos de Mauritania. Rabat sueña con anexionárselo.
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