«No hay justicia climática bajo la ocupación, nadie es libre hasta que todos seamos libres». Con estas palabras la activista climática Greta Thunberg ha abrazado este lunes la lucha del pueblo saharaui desde los campamentos de refugiados de Tinduf (Argelia) tras un largo de periplo y después de ser recibida en el mar de jaimas, uno de los parajes más inhóspitos del planeta, «con una hospitalidad conmovedora».

«La hospitalidad es muy conmovedora, y estoy aprendiendo mucho más sobre la ocupación actual y la represión, la violencia, el expolio y la explotación de los recursos naturales que el pueblo saharaui ha tenido que soportar«, ha manifestado la joven sueca de 22 años, convertida en rostro mundial del activismo climático.

Desde una de las jaimas que ha visitado tras llegar desde España en barco y cruzar Argelia, Thunberg ha reivindicado que «el pueblo del Sáhara Occidental tiene derecho a la autodeterminación, la libertad y la dignidad». «Ahora mismo se les están negando violentamente esos derechos. El mundo está mirando y está guardando silencio. Quiero ser una de las personas que sumen su voz a los llamamientos por la liberación del Sáhara Occidental», ha deslizado a propósito de un territorio ocupado desde 1975 por Marruecos.

La activista climática Greta Thunberg en los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf (Argelia) | Mahfud Bechri

«Nadie es libre hasta que todos lo son»

«Todos los que puedan hablar deben hacer todo lo que esté en su manos para conocer mejor la situación e intentar romper ese silencio, porque nadie es libre hasta que todos lo son, y eso también es para el pueblo saharaui», ha argumentado la joven, que lleva más de un año defendiendo la causa palestina bajo el alegato de que «no hay justicia climática sin derechos humanos». Una receta que Thunberg aplica igual a Marruecos que a Israel en una coyuntura marcada por el revés del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que ha tumbado los acuerdos de pesca y agrícola entre Bruselas y Rabat al considerar que no cuentan con el consentimiento del pueblo saharaui.

A su juicio, el padecimiento de los habitantes del Sáhara Occidental -la antigua colonia española y el último territorio de África pendiente de descolonización- «es un ejemplo de libro de la injusticia climática, de cómo una de las regiones más vulnerables al clima se ve afectada por la crisis climática de forma muy desproporcionada, y de cómo las personas menos responsables de la crisis climática, de causarla, son las que sufren peor sus consecuencias, así como la explotación de los recursos naturales y el colonialismo verde que pretende Marruecos». «Pero vamos a hacer todo lo posible para intentar que rindan cuentas y exigir justicia para el pueblo saharaui», ha esbozado.

(…)